Lectura: Efesios 2:1-10

Raquel trabaja el doble que sus demás compañeros, ya que desea que su jefe reconozca su trabajo y la recompense con un aumento de salario.  Por otra parte, Lucia ama su trabajo y los productos que vende la compañía para la cual trabaja, y por lealtad trabaja duro para mejorar cada día, pues sabe que, si a la compañía le va bien, todos tendrán trabajo mañana.

Raquel se puede comparar con el tipo de persona quien espera que Dios la recompense por sus buenas obras, estas personas creen que debido a sus esfuerzos lograrán un mejor lugar en el reino de los cielos, lo cual no es cierto (Mateo 18:1-5)

Lucía ilustra a aquellos que, por fe en Dios, han puesto su confianza en la providencia divina.  Tales personas hacen buenas obras no para ser vistas o recibir recompensas, sino por gratitud y por amor a Dios.

Hay personas que asisten a las iglesias, oran, son amables, son caritativas y en general parecen buenas personas desde el exterior, pero su vida espiritual interior no existe, hacen este tipo de cosas por conveniencia y para aparentar.  Es necesario comprender que las obras por sí solas nunca serán un sustituto para la genuina fe en Jesús, las buenas obras son un resultado de la vida en Cristo (Efesios 2:10).

Las personas que han puesto su fe en Jesús, reconocen sus debilidades, saben que no son merecedoras del perdón de Dios, viven agradecidas por eso y entienden que necesitan ser totalmente dependientes de Él.  La salvación siempre ha sido y será por fe, no por obras, es un regalo de Dios (Efesios 2:8-9).

  1. El único camino al cielo sigue siendo y será por medio de Jesús y su sacrificio salvífico.  ¿Qué harás con esta verdad?
  2. Eres salvo no por lo que haces, sino por haber puesto tu fe en lo que Jesús ha hecho.

HG/MD

“Porque por gracia son salvos por medio de la fe; y esto no de ustedes pues es don de Dios.  No es por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).