Lectura: Salmo 95:1-7

Debido al crecimiento que habían tenido, los autos de las personas que asistían los domingos a la iglesia ya no tenían espacio para estacionarse.

Justo al lado de la iglesia había una fábrica que no operaba los domingos, así que, para resolver el buen problema que tenían, uno de los miembros de la iglesia quien conocía a los dueños, les preguntó si existía la posibilidad de estacionar los vehículos en el parqueo de la fábrica el cual era muy grande.

Uno de los dueños de la fábrica le dijo inmediatamente al hombre: “No hay ningún problema, pueden utilizar el parqueo 51 semanas al año, pero la semana 52 no pueden usarlo”.  El representante de la iglesia se mostró muy agradecido por el buen gesto del hombre, pero por curiosidad preguntó: “¿Qué pasa esa semana?  ¿Tienen una actividad especial?”  El dueño le dijo: “No, sólo quiero que siempre recuerden que el estacionamiento no es de ustedes”.

Es muy común dar por sentado las bendiciones materiales y espirituales que Dios en su misericordia nos ha dado.  Sin embargo, siempre debemos tener presente y recordar, que Dios es el verdadero dueño de todo: “Tuyos son, oh Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad; porque tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es el reino, oh Señor, y tú te enalteces como cabeza sobre todo” (1 Crónicas 29:11).  Ni siquiera nuestro cuerpo nos pertenece: “¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo… y que no son de ustedes? Pues han sido comprados por precio.” (1 Corintios 6:19-20).

  1. ¡Cuán inmenso es el torrente de bendiciones con las cuales contamos; nunca menospreciemos de donde provienen!
  2. Seamos agradecidos, ya que Dios ha sido demasiado bondadoso con nosotros.

HG/MD

“Porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16).