Lectura: Lucas 12:13-21

Un predicador fue invitado a dar un mensaje en una iglesia de un barrio muy adinerado y conocido por sus hermosas y gigantescas mansiones. Durante su mensaje, el predicador realizó algunas comparaciones entre las iglesias rurales a las que comúnmente se desplazaba, y las condiciones de las que disfrutaban en aquel impactante barrio de la gran ciudad.

En un momento dijo: “Ya sé lo que hace falta en este barrio, ustedes no tienen grafitti en ninguna parte (arte callejero normalmente realizado con latas de pintura en spray).  Me gustaría ofrecerme como voluntario para pintarles algunos de ellos; si me lo permiten voy a buscar latas de pintura en la ferretería local y luego pintaré en algunas de sus formidables casas y autos de último modelo, la palabra: TEMPORAL.  Todo es TEMPORAL y nada de eso durará.”

Aunque este comentario pudo haber sido algo ofensivo para algunos de la audiencia, muestra muy crudamente la realidad de muchos de nosotros, que nos aferrarnos en demasía a lo que tenemos.  El Señor nos dijo que no debemos dejar que nuestras posesiones nos posean, pues son TEMPORALES (Lucas 12:15-21).  Debemos entender que una casa es tan sólo un refugio para protegernos de los elementos: la lluvia, el sol, el frío, etc.  Lo mismo podemos decir de un automóvil que sirve para trasladarnos de un lugar a otro, ninguna de nuestras pertenencias personales nos acompañaran cuando muramos.

  1. La verdadera medida de nuestra riqueza no está en lo que tenemos, sino en los tesoros celestiales que tengamos (Mateo 6:19-20).
  2. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón. (Mateo 6:21).

HG/MD

“Y les dijo: Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” (Lucas 12:15)