Lectura: Hageo 1:1-15

En el año 2008, Estados Unidos y muchos países que hacían tratos con este país, sufrieron a causa de una crisis que empezó en el mercado de los bienes raíces y rápidamente se extendió a otras áreas de la economía; esto tomó a muchas personas desprevenidas, y algunos de la noche a la mañana pasaron de tener mucho dinero a prácticamente no tener nada.

Esta parte de la historia nos debe advertir sobre la importancia de los tiempos correctos. Podemos empezar un negocio y haber planeado el futuro que queremos forjar, pero si el tiempo no es el correcto, al cabo de un tiempo perderemos lo invertido en él.

En nuestra lectura devocional, se nos cuenta del regreso del pueblo judío a su tierra desde el exilio en Babilonía; dentro de sus labores se encontraba la reconstrucción del templo, cosa que iniciaron muy bien, pero en algún momento la construcción se detuvo, pero ¿cuál fue su excusa? Decían que no había llegado el tiempo de que la casa del Señor fuera reedificada (Hageo 1:2).

Nosotros deberíamos preguntarnos: “¿Existe algún tiempo apropiado para obedecer a Dios?”  Algunas personas se auto engañan al decir: “En este momento mi única prioridad es tener éxito, ganar mucho dinero y después de ello, poder dar mucho dinero para el Señor”.  Es una gran verdad que Dios es el Señor de todo lo que vemos y lo que no vemos, por lo tanto, debemos comprender que como dueño de todo, no necesita nuestro dinero, Dios quiere que seamos un “sacrificio vivo” ahora mismo y no después (Romanos 12:1).

1. Quizás tengamos miedo de lo que puede suceder si pensamos obedecer a Dios inmediatamente, obedecer nunca tiene que ver con un tiempo correcto, tiene que ver con quien es Dios y quienes somos nosotros, sus siervos.

2. La fe verdadera obedece sin retrasos.

HG/MD

“Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es el culto racional de ustedes” (Romanos 12:1)