Lectura: Eclesiastés 3:9-13

En una de las visitas a una gran ciudad, pudimos entrar a uno de sus museos de pinturas. Dentro de las muchas obras de arte que observamos, me llamó muchísimo la atención una de las alas del museo donde se exhibían pinturas de gran formato.

La calidad de las obras de arte era sinceramente extraordinaria; los colores, el detalle de los personajes y elementos era indescriptible, la composición, la textura, en fin, sólo alcancé a exclamar: “¡Son hermosos!”

Muchas de las cosas de la vida son sinceramente hermosas: las obras de arte, los paisajes, el mar, el cielo, la brisa, entre otras. Asimismo, también son hermosas las risas de los niños, el abrazo sincero de un amigo o la felicitación por un trabajo bien realizado.  Y es que Dios: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo…” (Eclesiastés 3:11), y todas esas cosas y experiencias tan sólo son una pequeña muestra de todo el increíble poder creativo de nuestro Dios.

Todo lo que vemos es tan sólo un anticipo de lo que Dios tiene preparado para nosotros a su lado en la eternidad, “también ha puesto eternidad en el corazón de ello” (v.11). Entonces disfrutemos de esta hermosa creación y, sobre todo, demos gloria al creador por todo lo que vemos y lo que no vemos (Colosenses 1:16).

  1. Agradezcamos a Dios por todas sus bendiciones.
  2. Seamos creativos a la hora de presentar a otros al gran creador a quien representamos.

HG/MD

“Porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16).