Lectura: Lucas 14:25-33

Bela Karolyi, fue un exitoso entrenador de gimnastas en los tiempos en que Rumania pertenecía a la antigua Unión Soviética.  Entre las jóvenes que entrenó está la medallista de oro Nadia Comaneci, quien participó en los juegos olímpicos de Montreal 1976. 

Bela era muy respetado en su país y tenía acceso a cosas que muchos de sus conciudadanos no tenían, pero esto no era suficiente, anhelaba tener libertad, así que, en 1981 durante una gira a los Estados Unidos, decidió desertar, sin dinero en el bolsillo decidió dejar su pasado atrás, pidió asilo político y luego desarrolló una carrera como entrenador en ese país.

Seguir a Jesús también demanda un costo de parte nuestra; tomemos como ejemplo a Pedro y Juan, quienes tuvieron que tomar una decisión cuando Jesús los llamó: “…vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres”. Su respuesta: “Y de inmediato ellos dejaron sus redes y lo siguieron” (Mateo 4:19-20).  También, Juan y Santiago dejaron atrás a sus padres y lo que venían haciendo por muchos años, embarcándose en una nueva aventura al lado de Jesús y muchos otros que decidieron hacer lo mismo.  Conocían muy bien el costo y decidieron seguir a Jesús.  (Mateo 4:21-22).

Cuan grande es este desafío para todos quienes hemos puesto nuestra fe en Jesús y afirmamos ser sus discípulos, no es que todos tengamos que renunciar a nuestros trabajos y servir en un ministerio a tiempo completo, el desafío es ser un testimonio diario de lo que Jesús puede hacer por medio de una vida completamente entregada a él, sin importar donde estemos.

  1. ¿Estás dispuesto a vivir por Jesús? ¿Estás consciente del costo? Si es así vive de acuerdo con esa decisión.
  2. Cuando seguimos a Jesús, toda nuestra vida cambia de dirección.

HG/MD

“Pero las cosas que para mí eran ganancia las he considerado pérdida a causa de Cristo” (Filipenses 3:7).