Lectura: Lucas 22:39-53

El escritor A.W. Tozer (1897-1963), escribió las siguientes líneas: “A un hombre de corazón sencillo le preguntaron qué hacía para vivir en estado de tranquilidad, aun cuando estaba rodeado de circunstancias adversas.  Su respuesta fue profunda y al mismo tiempo sencilla: ¡He aprendido a cooperar con lo inevitable!”

Se nos hace muy difícil mantener en nuestra vida un enfoque tan práctico como el de la historia que acabamos de leer.  Tozer explicó que cotidianamente luchamos contra nuestras circunstancias y normalmente nos quejamos de ellas, creyendo “que al mismo tiempo estamos rendidos ante la voluntad de Dios.”

En la lectura que realizamos hoy, podemos ver como Pedro observó la traición de la cual fue víctima nuestro Señor.  Actuando impulsivamente le cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote (Lucas 22:50; Juan 18:10,11).  Pero Jesús reprendió el intento de Pedro por protegerlo al decir: “¡Basta de esto! (v.51).  Luego le sanó la oreja con un toque de su mano poderosa.

Debemos aceptar que cada uno de nosotros tendremos problemas que se rehusarán a desaparecer.  Pero lo que Dios permite que suceda lo usa también para nuestra redención.  La pregunta es: ¿le permitiremos a Dios actuar de la forma en la que nosotros no esperamos que Él actúe?, ya que es usual orar de la siguiente forma: “Señor, por favor sácame de este problema”.  Debes permitir a Dios cambiarte a ti, no necesariamente a tus circunstancias; este en un gran principio que todos debemos aprender de nuestra relación con Dios.

  1. Tendremos verdadera paz, solo cuando cedamos ante la voluntad de Dios.

 

  1. Tenemos que entender el principio bíblico de que Dios es quien está en control, a pesar de lo que nosotros creamos que es mejor.

HG/MD

“…Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya” Lucas 22:42