Lectura: Apocalipsis 19:1-21

Las celebraciones espontáneas de libertad surgieron en toda Europa del Este a finales de 1980 cuando los gobiernos ateos y tiránicos repente se desintegraron. Uno de los espectáculos más insólitos de libertad se produjo en Checoslovaquia el 27 de noviembre de 1989.

Aunque las campanas de las iglesias no se habían escuchado en esa nación hambrienta de  libertad desde hacía 45 años, al mediodía de ese día, todas las campanas de las iglesias en el país comenzaron a repicar con su talan característico.  Las palomas estuvieron tan sorprendidas como la gente. Un letrero colocado en el césped delante de una iglesia en Praga resumió la alegría del momento. Decía simplemente: El Cordero Ganó.

Ese mensaje triunfal evoca la imagen de la mansedumbre y el poder del Señor Jesucristo. A lo largo de las páginas del Apocalipsis, Él es retratado como el Cordero que nos redime. Sin embargo, a pesar de la delicadeza representada por un cordero, Jesús es también el poderoso juez que derrotará a todos los que se le oponen.

El reinado del Mesías Divino no vendrá pacíficamente. Las imágenes de Apocalipsis 19 está llenas del feroz poder de Dios y de su violento juicio. En ese día las naciones se reunirán en una gran rebelión en contra de Dios (v.19), pero serán destruidas en un segundo (v. 21).

1. El cordero va a ganar. ¡Alabado sea el Cordero!  Toda rodilla se inclinará ante el Cordero, y cada voz y cada instrumento musical gritarán: “Digno es el Cordero de tomar el Trono”

2. El Cordero que murió, es el Señor que vive.

NPD/HWR