Lectura: Rut 2:1-12

Cuando los japoneses llevaron los horrores de la guerra a los habitantes de Nanjing, en China, nadie estaba a salvo, ni los niños, ni las mujeres se salvaron de la violencia, muchas de ellas fueron atacadas y asesinadas.  

En esta escalada de violencia, la misionera Minnie Vautrin (1886–1941), decidió tomar una actitud valiente, y por qué no decirlo, heroica, todo con el fin de impedir que las mujeres y niños chinos fueran heridos.  En su servicio como misionera y maestra en Ginling College, en Nanjing, colaboró con el pueblo chino: misioneros, cirujanos y empresarios, y convirtió la escuela en una “zona protegida”, un lugar de refugio para miles de mujeres y niños.

En nuestra lectura devocional nos encontramos con Rut y su suegra Noemí quienes también necesitaron protección.  Debido a su viudez, y con tal de poder sobrevivir, tuvieron que recurrir a lo caído de los campos de cultivo cosechados.

Rut muy sabiamente recordó una de las costumbres de aquella época, buscó a un “pariente redentor”.  Este hombre era un familiar cercano de su esposo muerto, y debido a esto tenía la posibilidad de casarse con ella para continuar la descendencia.  Booz reunía precisamente esas condiciones, y se conmovió al saber del sacrificio que hizo Rut para cuidar a su suegra Noemí y su deseo de refugiarse en el Señor (Rut 2:12). Booz obró de manera honrosa y “redimió” a Rut y la convirtió en su esposa. Después, proveyó para ella y para Noemí todo lo que necesitaban.

  1. El Señor se complace cuando utilizamos las bendiciones que hemos recibido de Él para ayudar a los necesitados y a Su obra.
  2. Dios siempre será nuestro refugio.

HG/MD

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” (Salmo 46:1).