Lectura: Mateo 5:13-16

El equipo de fútbol de la localidad estaba pasando por una muy mala racha, no ganaba desde hacía más de 1 mes.  Un periodista deportivo le consultó a uno de los principales jugadores, cómo hacía para seguir motivado, jugar bien y dar lo mejor de sí, aunque su equipo perdía casi todos los juegos.  

Él respondió lo siguiente: “Sabes, mi familia y muchas más personas adultas y niños están viendo el partido cada fin de semana, y puedes estar seguro de que en cada partido estoy dando lo mejor de mí porque ellos han depositado su confianza en mí y en el equipo, y quieren ver nuestro mejor esfuerzo”.  Este jugador reconocía que había más en juego que el solo hecho de ganar o perder. Había gente mirando, y eso siempre lo inducía a esforzarse al máximo.

Jesús también nos recordó esta verdad en los primeros versos del Sermón del Monte.

Debemos vivir nuestra vida teniendo presente que quienes nos rodean están observando lo que hacemos, y que este andar visible dice mucho acerca de nuestro Dios. El Señor dijo: “Así alumbre la luz de ustedes delante de los hombres, de modo que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

Apliquemos el carácter y prioridades de Cristo a las situaciones que experimentamos cada día, mostrando compasión hacia nuestros semejantes como Él lo hizo; teniendo presente el nombre y la reputación del Padre celestial.

  1. ¿Cómo brilla la luz de Jesús en tu vida?
  2. Las personas te están observando. La pregunta es: ¿Qué ven?

HG/MD

“Porque el Dios que dijo: La luz resplandecerá de las tinieblas es el que ha resplandecido en nuestro corazón para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo” (2 Corintios 4:6).