Lectura: Hebreos 9:23-28

En la historia política de los países, siempre existen historias sobre senadores o diputados muy populares, que no pudieron reelegirse.  Sus derrotas siempre son una completa sorpresa tanto para opositores como para partidarios por igual.   Se cuenta de uno en particular que, en su discurso de aceptación de la derrota, comentó con ironía que los recientes acontecimientos le recordaban un epitafio que una vez había leído en una vieja lápida el cual decía: ¡Yo esperaba esto, pero no tan pronto!

¡La muerte es una de las cosas más seguras que esperamos todos los seres humanos! La Biblia nos dice: “Y de la manera que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio” (Hebreos 9:27). Para algunos de nosotros ese día está más cerca de lo que pensamos. La persona sensata se enfrenta al hecho de la muerte, y prevé lo necesario para este último episodio de su vida terrenal.

Sólo hay una manera de prepararse para la eternidad: confiar en Cristo como Salvador. Los que se hayan acercado a Dios por medio de Él, entrarán en el cielo cuando hayan exhalado su último aliento.   Pero, para los no creyentes, ese momento fatídico sellará su destino a un mundo de dolores interminables.

  1. ¿Estás preparado para lo inevitable? Si aún no lo has hecho, pon tu fe en Cristo, reconociendo que Él murió por tus pecados y resucitó victorioso de la tumba. ¡Entonces, la esperada muerte llegará tarde o temprano, pero tu estarás listo!
  2. Vive cada día como si fuera el último; piensa que en realidad podría serlo!

HG/MD

“De cierto, de cierto les digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).