Lectura: Zacarias 4:1-14

Muchas de las grandes cosas que se han hecho para Dios, han partido de pequeños inicios.

Un ejemplo de esto, es lo que leímos en la lectura devocional; Zorobabel había recibido el llamado para reconstruir el abandonado templo de Dios.  Para ello, lo primero que hizo con la ayuda del pueblo de Dios, fue construir el fundamento para la edificación, luego de lo cual empezó a construir, piedra sobre piedra, sobre el cimiento que habían hecho.

Muchos de los que observaban se burlaban de ellos y los despreciaban al ver la pequeñez de la obra realizada (Zacarías 4:10).  Pero, tal y como sucedió en el caso de David, Dios miró más allá de lo que podían ver los hombres, Él nunca ha necesitado del poder o la fortaleza humana, se basta por sí mismo.

Un muchacho sentía una enorme carga en su corazón al ver a la gente necesitada, así que decidió ir por todo su vecindario tocando las puertas de las casas de sus vecinos, pidiendo ropa y mantas que ya no usaran; luego iba a los barrios necesitados y repartía lo que había recolectado entre los que menos tenían. A la siguiente semana hizo una nueva colecta y al poco tiempo, otros, al ver su ejemplo, se interesaron en su labor y empezaron a ayudarle.  Como resultado de ese pequeño acto de amor por las personas desamparadas, hoy existe una organización que reparte mantas a personas necesitadas en todo el mundo.

¿Quieres iniciar una vida de servicio al Señor?, entonces empieza por lo más pequeño, ayuda a los que menos tienen, limpia los baños de tu iglesia, sé voluntario en alguno de los ministerios que desarrollan, puedes iniciar como ayudante, no menosprecies esas pequeñas acciones y empieza a servir.

1.  Si quieres servir a Dios ya sea con una labor pequeña o grande, empieza hoy.

2. La obra más pequeña es mejor, que la mejor de las intenciones.

HG/MD

“Aunque tu comienzo haya sido insignificante, tu porvenir se engrandecerá en gran manera.” (Job 8:7)