Lectura: Juan 3:1-17

¿Qué tienen en común las siguientes palabras: café regular, teléfono fijo, televisión blanco y negro? Todos son “retrónimos”, dicho de forma más simple, son palabras o frases creadas para distinguirlas, de nuevos desarrollos o inventos, derivados del significado inicial que tenía la palabra o frase raíz.

Si todavía es confuso, lo entenderemos con los siguientes ejemplos: al inicio todos los cafés eran regulares, no existía la variedad que tenemos hoy: Café Capuccino, Café Americano, Café Expresso, Café con leche, Café Mokaccino, etc. Y si hablamos de los televisores, al inicio todos eran blanco y negro, pero hoy tenemos: a color, LED, 4K, 8K, Full HD, Smart TV, etc.  Y ni que hablar de los teléfonos, al inicio todos eran simples teléfonos fijos ubicados en la sala de nuestras casas; sin embargo, hoy tenemos toda una variedad de teléfonos inteligentes y otros menos inteligentes.

Podemos decir que nuestro Señor hizo lo mismo con la frase “nacimiento físico”, cuando le contestó una pregunta al fariseo llamado Nicodemo del que leímos en nuestra lectura devocional: “…a menos que nazca de nuevo, uno no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

Nicodemo al igual que muchos hoy día, no entendía la idea de un “segundo nacimiento” y lo expresó al decir: “¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?” (Juan 3:4).  Jesús le explicó de una forma muy sencilla esta maravillosa verdad al decirle que esa es la diferencia entre una persona nacida de la carne, y otra nacida del espíritu; concluyó diciéndole: “No te maravilles de que te dije: “Les es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7).

  1. La verdadera vida comienza en el momento en que empezamos a seguir a Jesús, reconociendo que no podemos salvarnos a nosotros mismos y que necesitamos de su regalo de salvación; en ahí cuando ocurre el mejor de los milagros: ¡Hemos nacido de nuevo!
  2. La vida natural vino debido al aliento de Dios; la vida eterna vino debido a la muerte y resurrección de nuestro amado Señor y Salvador Jesús.

HG/MD

“No te maravilles de que te dije: “Les es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7)