Lectura: Lucas 7:11-17

 

En este momento Jesús deja la cuidad de Capernaúm y se dirige al pueblo de Naín con su nuevo equipo de liderazgo.  Es pueblo está a unos 56 km (35 millas).  El Padre ha preparado en este lugar para Jesús, ahí lo espera para cenar en su casa, un fariseo llamado Simón, (Lucas 7:36).  Nos encontraremos con este hombre dentro de unos días en otro devocional.  Mientras se acercan a las puertas de Naín, Jesús, su equipo de liderazgo y una multitud de personas, se encuentran con un gentío que va saliendo.  ¿Puedes imaginarlo?  Hay dos grandes multitudes, una gozándose de que el Mesías había llegado y la otra está llorando sobre un joven que murió.  Él murió en la flor de su juventud y además de que ya su madre era una viuda.  Gozo y tristeza, los dos extremos ¿Qué va a hacer Jesús?  ¿Qué le va a modelar a sus líderes?

 

“Al verla, el Señor se compadeció de ella…”  Jesús es un líder sensible, compasivo, amoroso. Él se detiene ante la viuda en pena y le dice: “No llores”.  Estas son palabras poco comunes, ya que puede verse como insensible decirle esto, a una madre con dolor.  Luego Jesús hace algo aún más extraño.  Él toca el féretro y luego le habla al joven muerto.  Jesús le dijo: “Joven, ¡te ordeno que te levantes!”.  En ese momento Jesús levanta al joven de la muerte, quien se sienta y comienza a hablar.  Me pregunto qué diría este muchacho.  Jesús le entrega el muchacho a su madre.

 

Estas dos multitudes estaban llenas de asombro, de admiración y comenzaron a adorar a Dios.  Ellos dijeron: “Ha surgido entre nosotros un gran profeta” “Dios ha venido en ayuda de su pueblo”.  Jesús hizo algo en este pueblo que no había sido hecho por generaciones en esta área.  En 2 Reyes 4, vemos la historia de Eliseo levantando de la muerte al hijo de la viuda de Sunén.  Quizá por esto las personas exclamaban: “Ha surgido entre nosotros un gran profeta”.  Los israelitas han estado buscando “al Profeta” que Dios prometió en Deuteronomio 18:18.  En Juan 1:25 un fariseo le preguntó a Juan el Bautista por este profeta: “Pues si no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta, ¿por qué bautizas?”

  1. Pasa algún tiempo hoy meditando en Jesús, el profeta vivo.

 

  1. El único capaz de cambiar el lamento en sonrisa, es nuestro Señor, puedes hoy depositar en Él tus cargas, confía en el Salvador, sólo Él tiene palabras de vida eterna.

SL/ME

Jesús: El Gran Profeta.  “Ha surgido entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo.” -Lucas 7:16.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic