Lectura: Hebreos 12:12-17

¿Alguien adivinó cuál es tu precio y te has “vendido”, tal y cómo lo hizo Esaú? (Hebreos 12:16). Disculpa si parece muy grosera y directa esta pregunta, pero es una realidad que muchos en algún momento han cedido ante las riquezas, la aprobación o la alabanza de otros, con tal de alcanzar sus objetivos o en algunas ocasiones, por algo tan vano como un plato de guiso; esto es lo que hace el pecado cuando tiene el control sobre tu vida.

Esaú trató de deshacer lo que había hecho convenciendo a su padre para que cambiara de opinión, sin embargo, no pudo reparar el daño causado por su desprecio e insensatez.  Tuvo que vivir con su decisión.

De la misma manera que en el caso de Esaú, no puedes devolver el tiempo para tratar de reparar el mal que te has hecho o que has causado a los demás.

Y aunque el pasado es irrevocable, el presente sí lo es, y cada día te presenta nuevas oportunidades y esperanzas.  Ciertamente, Dios no te permitirá cambiar el pasado, pero cuando pides perdón y te arrepientes, Él te perdona y abre un nuevo sendero por el cual puedes transitar.

Puedes estar seguro de que el Señor te brindará las oportunidades para mostrar que en realidad has cambiado y que tu gran anhelo es servirle hoy y siempre.  Él no te mortificará debido a las acciones que cometiste en tu pasado, ya que las puso en un lugar donde nunca más serán vistas, tal y como lo afirma Miqueas 7:19: “Volverá a compadecerse de nosotros. Pisoteará nuestras iniquidades y echará nuestros pecados en las profundidades del mar”.

  1. Aprovecha esta nueva oportunidad que te dio nuestro Señor, Él estará ahí siempre a tu lado, de hecho, Él ahora tiene el control.
  2. El perdón de Dios es la puerta de tu inicio.

HG/MD

“Volverá a compadecerse de nosotros. Pisoteará nuestras iniquidades y echará nuestros pecados en las profundidades del mar” (Miqueas 7:19).