Lectura: Salmos 88:1-18

Todos nos podemos relacionar con Hemán. Al leer el Salmo 88, rápidamente nos damos cuenta de que las cosas no iban muy bien para él.  Aunque comenzó expresándose del Señor como Aquel que podía salvarlo, no obstante continuó con 17 versos hablando de oscuridad y pesadumbre.

Sabes creo que muchas veces nos sentimos en la misma forma que Heman, y también podemos ser honestos con Dios cuando esto sucede, expresándole nuestro dolor.  Sin embargo al hacer esto, tenemos que forzarnos a recordar las verdades de la Biblia, las cuales nos dicen que Dios puede restaurar nuestra esperanza.  Al hacer esto se nos brindará una nueva perspectiva que posiblemente nos ayudará a:

– Dirigir nuestra atención a Dios (Sal. 121: 1-2). Una de las grandes ironías de los problemas es que nos pueden acercar a Dios, lo cual es una situación en donde queremos estar de todas formas.

– Alabar a Dios por nuestra salvación (Hab 3:17-18; Ef. 1: 3-8.).  Debemos recordar lo que el Señor ha hecho por nosotros en Cristo.  Su amor es mucho mayor que cualquier dificultad que podamos enfrentar.

– Buscar las verdades que florecen en la aflicción (Sant. 1:2-4). Una vida de comodidad enseña menos que una vida con un poco de angustia y dolor. Tenemos que aprender  de lo que Dios está tratando de enseñarnos a través de las luchas.

– Celebrar la fidelidad de Dios (Sal. 119: 89-92). Charles Haddon Spurgeon dijo: “Tenemos que ser probados o de lo contrario no podremos magnificar a Dios por su fidelidad, el cual no dejará desamparado a Su pueblo”.

1. ¿Te sientes como Hemán?  Habla con el Señor acerca de esto. Lee y medita en los pasajes bíblicos mencionados anteriormente y pídele que renueve tu esperanza.  En cada situación, busca las formas en que Dios es fiel, incluso en los días más oscuros.

2. Cuando te sientas sin esperanza, mira hacia el Dios de la esperanza.

NPD/DB