Lectura: Mateo 5:17-20

En esta época tecnológica y virtual en que vivimos, tenemos también aplicaciones para teléfonos inteligentes que nos permiten crear nuestra “propia estación de radio”, y “personalizar” la música que queremos oír durante el día.  Entonces, por así decirlo, tenemos en nuestro poder la posibilidad de reproducir sólo canciones que nos gustan y son las favoritas.  De la misma forma, también existen algunas plataformas digitales que permiten la opción de indicar que no nos gusta una determinada canción.

El problema es que muchas veces trasladamos este comportamiento al leer y estudiar la Biblia. Algunos eligen ciertos pasajes escriturales que les gustan mucho e ignoran o desechan los otros que nos les parecen tan atractivos, que exigen un compromiso o un cambio en la manera de vivir, y es así como “personalizan” sus preferencias.

No obstante, el salmista consideró la Palabra de Dios de la siguiente manera: “La suma de tu palabra es verdad…” (Salmo 119:160). Y el apóstol Pablo le dijo al joven pastor Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil…” (2 Timoteo 3:16).

Las Escrituras eran trascendentales para Jesús (Mateo 5:17-18), pero Él no las interpretaba como lo hacían los líderes religiosos de su época. Para Él “no matarás” estaba al mismo nivel de “cualquiera que se enoje contra su hermano” (vv. 21-22). Lejos de personalizar las Escrituras le interesaba la motivación de la gente para aplicarlas en su totalidad.

A medida que estudiemos y entendamos la Biblia más plenamente, conoceremos más al Señor y desearemos honrarlo con nuestras acciones.  La Palabra de Dios no debe tan sólo gustarnos, debe ser nuestra guía máxima mientras transitamos en este mundo.

  1. Además de hacer estos devocionales, debes proponerte pasar mucho más tiempo con Dios estudiando su Palabra e indicaciones para nuestro tiempo.
  2. Crea un horario que te facilite el estudio de su Palabra, y pídele a tus lideres de iglesia local que te ayuden a encontrar más materiales y formas de estudiar la Biblia.

HG/MD

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2 Timoteo 3:16).