Lectura: Filipenses 2:12-18

En una conversación con un amigo quien es abogado, me relató algunas historias sobre sus clientes, lógicamente sin revelarme sus nombres. Había de todo tipo de relatos, pero uno de ellos me cautivó y tengo la impresión que también es de sus favoritos.

Esta persona era un influyente empresario y había destacado mucho por el tipo de negocios con los que trabajaba, me explicó que la mayoría de sus clientes sólo quería que hiciera todo lo necesario para sacarlos de problemas, pero que este empresario era distinto. Cada vez que le preguntaba qué quería que hiciera en una determinada situación, este hombre le decía: “¡Tan sólo haz lo correcto!”. Evidentemente, esto había impactado la vida de mi amigo.

Estar sometidos a Jesús en lo que respecta a todos nuestros deseos y decisiones, independientemente del resultado, es lo que nos diferencia de un mundo lleno de gente que desperdicia la vida siguiendo sus propios intereses. Cuando vivimos tratando de hacer siempre lo correcto, se refleja en nosotros la actitud de valentía, integridad, amor y gracia de Jesús, y claramente resplandecemos “como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).

Cuando hacemos lo correcto en lugar de lo sencillo, esto muestra que en verdad queremos imitar el carácter y prioridades de Jesús.

  1. Si realmente quieres ser luz en este mundo, ¡tan sólo haz lo correcto!
  2. Elige hacer siempre lo que sabes que aprobaría Jesús.

HG/MD

“Para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).