Lectura: 1 Tesalonicenses 5:16-19

En la época más fuerte de las lluvias, no tenemos muchos días soleados, pero en una de esas épocas en las que había sido particularmente fuerte la época lluviosa, Dios nos bendijo con un fin de semana con días hermosos.

Todos en la iglesia estaban dándole gracias al Señor por esos días de sol, y al salir unas personas se me acercaron y me dijeron: “Qué día tan hermoso tenemos. ¡Es un regalo de Dios!”. Ante lo cual respondí: “Sí, pero vamos a tener lluvias para mañana lunes y por todo lo que resta de la semana”. ¡Qué ingrato fue mi comentario, ¿cierto?!

El apóstol Pablo desarrollaba sus cartas de tal manera que ayudaba a los lectores a comprender la teología del agradecimiento. Habló de la gratitud más que cualquier otro escritor del Nuevo Testamento. De las 23 veces que usó el término, aprendemos algunas lecciones sobre la acción de gracias.

Dentro de los principales principios sobre el agradecimiento que desarrolló el apóstol Pablo, es que el agradecimiento siempre iba dirigido a Dios y nunca a la gente.  Las personas eran regalos de Dios, y Pablo daba gracias al Señor por el crecimiento, el amor y la fe de esas personas (1 Corintios 1:4; 1 Tesalonicenses 1:2).

La acción de gracias se ofrece con respecto a todas las cosas por medio de Jesucristo (Colosenses 3:15, 17). Pablo estaba convencido de que los seguidores de Cristo podían agradecer por todo, porque Dios es soberano y porque obra en beneficio de los creyentes (1 Tesalonicenses 5:18).

  1. Ayúdanos Señor a desarrollar conciencia de todas las dádivas divinas que tenemos sin merecerlo, y a ser agradecidos por ello.  Ciertamente las lluvias vendrán, pero también pasarán y darán paso a un soleado nuevo amanecer.
  2. Aprendamos a pedir menos y a ser más agradecidos.

HG/MD

“Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).