Lectura: Salmo 37:8-11

La vida no es justa, en verdad, no lo es, y cualquier teoría que insista con que esta vida es justa demuestra ser ilusoria y engañosa.

Sin embargo, a pesar de las muchas injusticias de las somos testigos en esta vida, David, en el Salmo 37, ora por no vengarse y, en su lugar, descansar en el Señor y esperar con paciencia hasta que Él traiga justicia a esta tierra en el momento oportuno (v. 7). “Porque los malhechores serán destruidos, pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra” (v. 9).

Como seres humanos tendemos a ser vengativos; sin embargo, Dios quien carece de todo interés personal, es amplio en misericordia.  Y en algunos casos la ira puede ser incluso una muestra de su amor incesante, para producir arrepentimiento y fe en nosotros y perdón hacia quienes nos adversan.  Por lo tanto, no debemos vengarnos por nuestra cuenta, “… porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré… No seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien” (Romanos 12:19, 21).

Todo esto debe comenzar en el corazón, la fuente de donde fluyen todas las cuestiones de la vida (Proverbios 4:23); llenemos nuestro corazón con la Palabra de Dios, hablemos con Él todos los días y pasemos bastante tiempo con personas quienes también quieran poner su mirada en Dios.

  1. Ciertamente la vida no es justa, y que peor injusticia que un Justo pagara el precio que había por nuestra salvación.
  2. Quiera Dios que dejemos el enojo, que abandonemos la ira y que esperemos pacientemente en el Señor.

HG/MD

“No seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien” (Romanos 12:21).