Lectura: Salmos 104:16-28

Existen más de 30 millones de especies de insectos y muchas de ellas aún no están descritas, lo cual demuestra una diversidad que apunta a la sabiduría de un Creador infinito. La abeja de miel común se organiza en una pequeña ciudad dentro de la colmena. Acumulan 10.000 células de miel, 12.000 células para larvas, y una cámara especial para la reina madre.
Cuando la temperatura en el interior de la colmena se vuelve muy caliente haciendo que la miel corra peligro de perderse a través de la blanda cera, escuadrones de centinelas se forman automáticamente a la entrada de la misma. Y el palpitante batir de sus pequeñas alas crean un sistema de refrigeración que rivaliza con un ventilador eléctrico.
El científico francés René Antoine Ferchault de Réaumur examinó un avispero en 1719 y señaló que parecía estar hecho de un tipo de cartón crudo. Después de una investigación, se descubrió que la mayor parte del material era obtenido a partir de fibras de árboles. Como resultado de este estudio, se logró el primer éxito en la producción de papel a partir de pulpa de madera. Dios había inculcado esta capacidad de las avispas en los albores de la historia.

Hay millones de maravillas similares en nuestro mundo, y son más que suficientes como para convencer a cualquier persona con una mente y corazón abiertos, de que existe un  Creador que los trajo a la existencia. Y que merece nuestra sincera adoración.
1. El mundo natural lleva la firma de un Creador sobrenatural.

2. No puedes simplemente ignorar los hechos, el mundo evidencia la existencia de un diseño inteligente, y esa es la huella del gran Diseñador llamado Dios.

NPD/HGB