Lectura: Mateo 2:1-12

Hoy, muchos buscan convertirse en estrellas utilizando los medios y redes en línea, y con ello ser “influenciadores” de otros.  Pero un joven cautivo judío logró ser “influenciador” de una manera muy diferente.

Cuando el joven Daniel y sus amigos fueron tomados cautivos por los Babilonios, y como muchos se convirtieron en siervos de estos nuevos líderes, lo que se esperaba de ellos era que se amoldaran a la nueva cultura y fueran como cualquier otro siervo más.  Sin embargo, pronto demostraron que tenían algo diferente, mostrando con su inteligencia y mayormente con sus actos, que eran dignos de confianza.

Un ejemplo de esto se dio cuando el rey estaba desesperado por saber el significado de un sueño que había tenido, incluso mandó matar a muchos de sus “sabios”.  Entre estos siervos se encontraban también Daniel y sus amigos, así que este hombre le pidió al rey tiempo para poder interpretar su sueño, y luego de pasar la noche orando, Dios le reveló el sueño a Daniel; como resultado de toda aquella situación el rey ascendió a Daniel a la posición de consejero (Daniel 2).

Posteriormente, Dios le revela otras cosas a Daniel con respecto a los tiempos futuros, y entre ellos la venida del Mesías; su influencia fue tanta que después de haber muerto, sus profecías eran y son estudiadas por su exactitud, y posiblemente sus palabras influenciaron a los sabios de Oriente para estar atentos a las señales y al cumplimiento de las profecías sobre el nacimiento de Jesús.

  1. Al igual que Daniel y sus amigos, nosotros también podemos convertirnos en influenciadores para guiar a otros a Jesús, la verdadera estrella de toda la historia.
  2. Influenciamos a otros para dirigirlos a Jesús cuando le permitimos al Señor que brille a través nuestro.

HG/MD

“Los entendidos resplandecerán con el resplandor del firmamento; y los que enseñan justicia a la multitud, como las estrellas, por toda la eternidad.” (Daniel 12:3).