Lectura del Día: Mateo 6:1-4

 

Jesús durante esta fase de “síganme, y los haré pescadores de hombres”, no sólo se enfocó en los asuntos del corazón de la Ley con sus discípulos.  También se enfocó en las disciplinas de un verdadero discípulo: dar, oración, ser mesurados o generosos.  Jesús inicia retándolos a hacer estas cosas ante los ojos de Dios y no de los demás.  No para que otros te vean haciéndolas.  Que la motivación del corazón no sea impresionar a las personas o mostrar cuán grande eres espiritualmente.  Haz “actos de justicia” ante tu Padre en el cielo y no para mostrarte ante los demás.

 

Los Fariseos en los días de Jesús, amaban llamar la atención, algunas veces tocando la trompeta, cuando iban a dar a los pobres.  Quizás has visto este tipo de “fariseos” en tu mundo, pues todavía se ven.  Son aquellos que llaman a la prensa para dar una conferencia para avisarle al mundo su acto de generosidad hacia alguna persona infortunada o grupo de personas.  Jesús les dice que ellos lo hacen para que “la gente les rinda homenaje.”  Estas personas generalmente reciben premios por sus actos de generosidad y son alabados por el mundo por ser tan buenas personas.  Jesús dice: “Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa.

 

Jesús le enseña a sus discípulos: “Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto.”  Jesús les enseña a no dar como el mundo lo hace.  El mundo da esperando una recompensa en el momento o a futuro.  El dar de los humanos casi siempre lleva a ataduras.  Por ejemplo, cuando hago algo por alguien, espero que cuando yo me encuentre en necesidad me den.  Este tipo de dar es contrario al Reino de Dios.  Jesús nos enseña que debemos dar, sin importar quién nos ve, sin importar que nos agradezcan y no debemos esperar que nos paguen de vuelta.

 

  1. Juan el Bautista dijo: “Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda” -Juan 3:27. Los discípulos de Jesús comprendieron que “Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras” -Santiago 1:17.

 

  1. Damos lo que nos han dado. Damos porque Él nos dio primero.  Pasa algún tiempo hoy meditando en Jesús, “buena dádiva y todo don perfecto.

 

SL/ME

Jesús: Buena Dádiva y Don Perfecto. “Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.” -Santiago 1:17

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic