Lectura: Filipenses 2:12-18

Basta con ver un noticiero por la noche o con leer algunos de los temas que son tendencia en redes sociales, para darnos cuenta que vivimos en un mundo perdido y secularizado; se asume que todo lo que tenga que ver con la moral o la fe, es tan sólo una opinión y debido que toda opinión se asume como igualmente válida, entonces poco o nada importa en que creas.  Es por ello que lo dicho por el apóstol Pablo en Filipenses 2:15, sigue igual de vigente que hace 2000 años: “en medio de una generación torcida y perversa”.

Es fácil caer en ese tipo de forma de vivir que el mundo promueve, y es por ello que también, luego de indicarles eso a sus lectores, el apóstol los desafía de la siguiente manera: “en la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).

Puede que pensemos que la mayoría de nosotros no somos culpables de pecados “escandalosos”, sino más bien de pecados considerados comunes como: el orgullo, el egocentrismo y la envidia; sin embargo, finalmente estos pecados son tan destructivos como esos pecados que se consideran como “escandalosos”.

Pablo sabía que necesitamos estar espiritualmente alertas contra el mal; si hacemos caso a las advertencias que encontramos en la Palabra de Dios, seremos “irreprensibles y sencillos” (Filipenses 2:15).

  1. Lo que hace que tu testimonio sea verdadero, es la vida que está detrás de tus palabras.
  2. Debes reconocer tu dependencia de Dios para empezar a caminar por el camino correcto y brillar para Él; si no lo haces, seguro te encontrarás transitando por el camino amplio que sólo te conducirá hacia el dolor.

HG/MD

“Para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo,” (Filipenses 2:15).