Lectura: Salmos 51:1-12

Luego de bastantes años de uso, nuestra casa literalmente ser veía “cansada”.  La pintura estaba desgastada y necesitaba renovarse. Las luces eran anticuadas, algunos vidrios estaban quebrados y algunos implementos del mobiliario tenían que ser dados de baja. La casa simplemente estaba “cansada”.

Así que dedicamos incontables horas para hacerla volver a su estado original o incluso mejor. Con todo lo “cansada” que pudiera haber estado, sabíamos que su ubicación, sus características y su distribución, la hacían un lugar especial para vivir una vez que hubiéramos terminado las reformas. Finalmente, cuando terminamos la tarea, la casa había surgido fresca y habitable.

Desde un punto de vista espiritual, podemos llegar a ser semejantes a nuestra casa familiar; con el tiempo podemos parecer “cansados”. Podemos tener capas de cosas viejas que cubren nuestra vida y que necesitan una buena labor de raspado y reparación. Tal vez seguimos tratando de vivir con los compromisos espirituales que hicimos hace muchos años y no los hemos renovado desde entonces.

Quizás hemos estado tratando de arreglárnoslas a través de una relación con Dios que en realidad no hemos alimentado ni cultivado en mucho tiempo. Necesitamos entender que el fundamento para una fuerte relación con Dios está allí, y la edificación se levanta sólida en Jesús; sin embargo, el descuido pudo haber causado que el gozo se apagara un poco. Si ese es el caso, busca una renovación. Comienza por remodelar y restaurar el antiguo brillo a tu vida de fe.

  1. Vale la pena el esfuerzo y el costo de restaurar tu vida para hacerla lucir fresca y nueva otra vez.  Desempolva tu Biblia. Renueva tu vida de oración. Pídele a Dios que te renueve (Salmo 51:7-12).
  2. Haz que tu vida cristiana se vea tan fresca y vibrante como el día en que confiaste por primera vez en Jesús.

HG/MD

“Devuélveme el gozo de tu salvación, y un espíritu generoso me sustente.” (Salmos 51:12).