Lectura: Hechos 10:1-22

Un poeta comunicó una gran verdad utilizando la siguiente ilustración: “La vid sigue pegada a la pared, pero con cada ráfaga de viento, las hojas secas se caen”.  Al igual que las vides, muchas iglesias se siguen aferrando a programas tradicionales, desgastados y que no contribuyen en nada al avance del evangelio, sólo existen debido a la creencia de que: “siempre lo hemos hecho así”.  Debido a esto, muchas iglesias están quedándose cada vez más vacías, como las hojas secas que se caen de la vid.

A los seres humanos nos gustan las costumbres y rechazamos las cosas que nos hacen sentir incómodos o que nos hacen salir de nuestra zona de confort, nos encanta lo predecible, lo conocido y lo usual.

En nuestra lectura devocional, tenemos un ejemplo de esto, Pedro se sentía desubicado y confundido con la revelación que le estaba haciendo Jesús, significaba que debía renunciar a lo conocido.  Una nueva parte del Plan Maestro de nuestro Dios, le estaba siendo revelada a Pedro, una etapa en la cual los gentiles serían parte integral de ese Plan; pero Pedro no comprendía esto y por eso le inquietó la revelación que le indicaba que fuera a la casa de Cornelio quien era un gentil, para que le diera las buenas nuevas de salvación (Hechos 10).

Al igual que Pedro, la iglesia en ocasiones tiene la tentación de quedarse en las cuatro paredes en las cuales se reúne.  Tendemos a quedarnos entre las personas que nos hacen sentir aceptados y amados.  Pero la visión de Dios es un tanto diferente, su misión incluye compartir sus buenas nuevas con personas que quizás nos parezcan desagradables, lo cual nos saca de nuestra zona de seguridad; después de todo ellos también necesitan las palabras de salvación que una vez también nosotros escuchamos.

  1. ¿Estás demasiado cómodo?
  2. La iglesia es un centro de adiestramiento para llevar el evangelio a otros, no un club de descanso.

HG/MD

“Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7).