Lectura: Isaías 49:13-18

Era una de esas tardes de sábado, en las que varias madres se reunían para charlar sobre las situaciones de la semana. Una de ellas empezó a conversar sobre el tema de las oraciones por sus hijos, y de repente la conversación giró en torno a las múltiples oraciones que habían hecho por sus hijos e hijas.

La dueña de la casa les dijo a sus amigas: “En muchas ocasiones me siento egoísta por molestar a Dios, cuando otras personas tienen necesidades más grandes que las mías”.

Tan sólo un minuto después de decir esto, su pequeño de tres años se hizo una cortada leve mientras jugaba con uno de sus carritos, y de inmediato, el niño corrió hacia donde estaba su madre, llorando y dando gritos.  Ella en ningún momento le dijo: “Sabes, eres egoísta al venir a molestarme cuando estoy con mis amigas, esa cortada ni se ve”.  Por el contrario, lo abrazó y con mucho amor le colocó una bandita en su dedo, y luego lo beso con ternura.

En el Salmo 103:13 se nos dice que, tanto el amor humano como el divino responden de esa forma, “Como el padre se compadece de los hijos, así se compadece el Señor de los que le temen”.  En nuestra lectura devocional, Isaías nos reconforta al decir que, aunque no tengamos el amor de nuestros seres queridos, el Señor nunca nos olvidará (Isaías 49:15-16).

Así que con la misma libertad que ese niño corrió hacia su madre, nosotros también podemos recurrir a Dios con nuestros problemas, sean grandes o pequeños.  Nuestro Señor es compasivo, nunca descuidará a los demás por respondernos a nosotros, Él es todopoderoso y omnipresente, su tiempo y amor es ilimitado para cada uno de sus hijos e hijas.

  1. Da gracias a Dios por tu mamá o tu ser querido, quien te cuidó muchas veces sin importar lo pequeños o grandes que fueran tus problemas.
  2. En este día oramos por todas esas personas amorosas que se encargaron de nosotros y agradecemos por sus dulces cuidados.
  3. Para Dios ninguna necesidad es insignificante.

HG/MD

“Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre” (Salmos 139:13).