Lectura: Romanos 10:9-15

El 21 de enero de 1930, el nombre de Harold Vidian se convirtió en sinónimo de heroísmo.  Aquel día, el rey Jorge V de Inglaterra tenía que pronunciar el discurso de apertura de la Conferencia sobre Armas de Londres.  El mensaje del rey, tenía que transmitirse por radio a todo el mundo.

Donald McCullough, en su libro publicado en inglés bajo el título “The Triviliazation of God (NavPress, 1995) (La trivialización de Dios), nos dice que unos minutos antes de que el rey hablase, un miembro del personal de la Red Radiodifusora de Columbia (CBS) tropezó con un alambre eléctrico y lo rompió, por lo que toda la audiencia de América quedó desconectada de la red.

Sin vacilación alguna, Harold Vidian, jefe del control de operaciones, agarró un extremo del alambre roto en la mano derecha y el otro en la izquierda, restaurando así el circuito.  La electricidad pasaba por su cuerpo.  Ignorando el dolor, Vidian se mantuvo así hasta que el rey hubo terminado su discurso.

Veo en esta historia un desafío para los creyentes.  El mensaje del Rey de reyes debe llegar a todo el mundo.  Sin embargo, el evangelio salvador del Señor sólo se puede transmitir si dejamos que el poder de Dios obre por medio de nosotros.  Pablo escribió: “… ¿Y cómo creerán en aquel a quien no han oído?…” (Romanos 10:14).  Si estamos dispuestos a servir de conductos, independientemente de cuánto nos cueste, las buenas nuevas serán proclamadas en todo el mundo.

  1. ¿Serás conducto del mensaje del Rey?
  1. Las buenas nuevas de Cristo son las mejores noticias del mundo.

NPD/VCG