Lectura: Romanos 8:14-27

¿En alguna ocasión te has quedado sin palabras delante de Dios?  Y es que hay momentos en los cuales es difícil encontrar las palabras adecuadas al orar a Dios.

Quizás esto te puede ayudar.  Imagínate por un momento a un Padre amoroso preocupado por su hijo quien tiene problemas del habla.  A medida que el pequeño lucha por expresar lo que siente, el padre formula con su propia voz, lo que el niño quiere decir.  Esta es una imagen de cómo el Espíritu Santo capta nuestros más profundos anhelos y aspiraciones, y los traduce para ponerlos en armonía con los supremos propósitos de Dios para nosotros.

El apóstol Pablo indica que tenemos problemas del habla en Romanos 8:26: “porque no sabemos cómo debiéramos orar, pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles”; esto se refiere a nuestra incapacidad de orar de manera inteligente y adecuada.

El Espíritu Santo nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos, nos ayuda, toma nuestros débiles intentos y los interpreta ante el Padre, de conformidad con Su santa voluntad.

¡Cuán increíble es esto! ¡Nos debería motivar para orar, más cuando comprendemos que hasta el débil clamor llegará delante del trono de nuestro Padre Celestial! (Romanos 8:15).

  1. Puede que no seamos expertos sobre cómo orar, pero debemos entender que nunca estamos solos cuando oramos, por más solos que creamos estar. 
  2. Cuando no puedas expresar tus oraciones, Dios escucha tu corazón.

HG/MD

“Pues no recibieron el espíritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor sino que recibieron el espíritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: “¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15).