Arqueología e Historia
Galilaía, Γαλιλαία, del heb. 1551 Galil, גָּלִיל, fem. Galilah, גָּלִילָה = «círculo, región, distrito».
1. Geografía y población.
2. Historia.
3. Galilea y Jesús.
4. Galilea en la actualidad
I. GEOGRAFÍA Y POBLACIÓN.
Originalmente recibía este nombre el país montañoso de Neftalí (2 R. 15:29; 1 Cro. 6:76). Con el tiempo, Galilea fue comprendiendo una región progresivamente más grande, extendiéndose desde el sur hasta la llanura de > Esdraelón (1 Mac. 5:55; 10:30; 12:47, 49). Desde el punto de vista geográfico Galilea aparece dividida en dos grandes partes: la Baja Galilea, rica en cereales, cuyas montañas no sobrepasan los 564 m.; y la Alta Galilea, cuyas cumbres oscilan entre los 609 y los 1.219 m. La región tiene algo más de 96 km. de longitud norte-sur y unos 40 de anchura.
Cuando los israelitas llegaron a Palestina, la Alta Galilea estaba habitada por una población cananea, firmemente asentada en los núcleos urbanos de la montaña, escasos en número, pero con bastante solidez. La Baja Galilea por el contrario, debido a la llamada llanura de Esdraelón, tenía mayor importancia política y económica en la región. Las ciudades más importantes eran > Megiddo y sobre todo > Beisán, que mantenía relaciones con Egipto: de hecho era un importante enclave egipcio.
El historiador judío Flavio Josefo presenta Galilea como una región muy fructífera, intensamente cultivada, como un hermoso jardín. La parte más fértil era la llanura de Genesaret, donde comenzó la vida pública de Jesús. El comercio era tan importante o más que los recursos naturales, pues por Genesaret discurría la vía caravanera de Damasco a Cesarea marítima, atravesando la tierra de Neftalí. El lago era abundante en peces, y su pescado se exportaba por todo el mundo. Los pescadores galileos formaron cooperativas, poseyeron costosos aparejos y de ningún modo deben ser conceptuados como gente primitiva o poco formada, sino más bien como proveedores de una industria de productos alimenticios. «Jesús predicó en esta maravillosa región y anunció a los hombres la buena nueva. Lo terreno le servía de referencia para lo celestial, y por eso incluyó las flores del campo, los labradores y los pescadores en sus parábolas del reino de Dios» (Bo Reicke). En cambio, Judea era una región desértica, gris y salvaje. Montaña y valle se sucedían alternativamente.
La población de Galilea era una mezcla variopinta de razas desde sus primeros días, a las que hubieron de sumarse los pueblos deportados allí por los gobernadores asirios, después de la conquista y toma del reino del Norte, en el año 722 a.C. (cf. 2 R. 15:29), siguiendo la política de su imperio de desarraigar a los nativos de sus lugares de origen y repoblar las provincias con gentes foráneas, para así aniquilar cualquier atisbo de espíritu nacionalterritorial que un día pudiera suscitarse. En la época de los > macabeos Galilea solo contaba con unos pocos judíos en medio de la población masivamente pagana. La expresión «Galilea de los gentiles», heb. Gelil haggoyim, גְּלִיל הַגּוֹיִם (Is. 9:1), gr. Galilaía allophylon, Γαλιλαία ἀλλοφύλων (1 Mac. 5:15), Galilaía ton ethnôn, Γαλιλαία τῶν ἐθνῶν (Mt. 4:15), indica que la mayor parte de la población de la región no era de raza judía. El geógrafo Estabón dice que por entonces Galilea estaba poblada principalmente por sirios, fenicios y árabes; y por griegos, añade Josefo (Vida, 12).
II. HISTORIA.
Asignada a las tribus de Aser, Neftalí y Zabulón, el dominio de toda Galilea nunca fue completo (Jue. 1:30–33; 4:2). Los últimos reductos cananeos se centraron en el valle de Esdraelón, y puesto que estaban confederados en una liga de pequeñas ciudades-estado, solo se consiguió someterlos en la época de David, pero sin expulsar a sus habitantes. En el reino de Salomón la región constituyó el quinto distrito administrativo, con capital en Megiddo. Las 20 localidades de poca importancia que Salomón dio en pago por sus servicios al rey > Hiram de Tiro se hallaban en Galilea, aunque Hiram las rechazó debido a su insignificancia económica (1 R. 9:11; 2 Cro. 8:2).
Al constituir el extremo más alejado del reino de Israel, su defensa era difícil, por lo que Galilea fue la primera de las regiones en sucumbir a las invasiones procedentes del norte y nordeste. «En los días de Pécaj, rey de Israel, vino Tiglat-pileser, rey de Asiria, y tomó gente de Ijón, Abel-bet-maaca, Janóaj, Quedes, Hazor, Galaad, Galilea y de toda la tierra de Neftalí; y la llevó cautiva a Asiria» (2 R. 15:29). Si quedó algún israelita en Galilea, o se instalaron allí después de la cautividad, lo cierto es que alrededor del 164 a.C. Judas Macabeo obligó a todos los judíos del lugar a retornar a Judea (1 Mac. 5:20–23). Hacia el año 102 a.C., el rey asmoneo > Aristóbulo invadió el país y los judíos se hicieron con el control de Galilea. Los fariseos fueron los protagonistas de la conversión en masa de la población, ayudados sin duda por la fuerza política de Aristóbulo, que obligó a todos los galileos a someterse al rito de la circuncisión. Entonces muchas familias judías, entre las que hay que suponer la de Jesús, emigraron de Judea para establecerse allí.
En los días de Jesús, y a la muerte de Herodes el Grande, los romanos dividieron Palestina en tres provincias: Judea, Samaria, y Galilea (cf. Hch. 9:31; Lc. 17:11; Josefo, Guerras, 3, 3); esta última a su vez quedó distribuida en dos secciones, conforme a su división natural: Alta —he ano, ἡ ἄνω y Baja —he kato, ἡ κάτω —Galilea (Josefo, Guerras, 2, 20, 6; Ant. 5, 1, 22). César la entregó a Herodes Antipas, que gobernó hasta el año 39 d.C. (Josefo, Guerras, 2, 6, 3), y fue por tanto el soberano de Jesús. Las dos Galileas contaban con 240 ciudades y pueblos (Josefo, Vida, 45). La mezcla de razas había producido un acento peculiar (Mr. 14:70; Lc. 22:59; cf. Hch. 2:7). Contaba con importantes centros helenísticos como > Séforis, > Tiberíades y > Magdala. Como la mayoría de los habitantes de las fronteras, los galileos eran gente dura, entrenada para la guerra desde la infancia, y en la región eran frecuentes los disturbios (Josefo, Guerras, 3, 3, 3; Vida, 45).
Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., Galilea se convirtió en la residencia principal de los rabinos más famosos. El concilio nacional del Sanedrín se trasladó pronto de Javné o Jamnia a Séforis y después a Tiberíades, donde rabí Juda Hakkodesh (c. 109–220) compiló la > Mishnah y unos pocos años después la > Gemara. Restos de espléndidas sinagogas todavía existentes a lo largo del país muestran que durante los siglos II al VII los judíos fueron en aquella región un pueblo próspero y numeroso.
BIBLIOGRAFÍA: Florentino Díez, Cerámica romana común de la Galilea (EDES 1982); R. Fusté, “Galilea”, en EB III, 692–701; Bo Reicke, “Galilea y Judea”, en H.J. Schultz, Jesús y su tiempo (Sígueme 1968); John Rogerson, “Galilea”, en Tierras de la Biblia, 128–141 (Folio, Barcelona 2005); Adam G. Smith, Geografía histórica de la Tierra Santa (Edicep 1985).
III. GALILEA Y JESÚS.
Se puede decir que Galilea es la cuna del Evangelio (cf. Hch. 10:37). Fue el escenario principal de la vida de Jesús; allí transcurrieron sus primeros treinta años y allí desarrolló la mayor parte de su ministerio, su predicación y sus milagros, tanto en los confines orientales del lago de Genesaret como en el interior del país. En los Evangelios se mencionan unas catorce o quince ciudades galileas visitadas por Jesús. Galileos eran casi todos sus discípulos, y galileas las fieles mujeres que le atendían: «Estaban allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole» (Mt. 27:55; Mc. 15:41; Lc. 23:49, 55). Por el contrario, Judea representa la tierra del rechazo, pues los judíos de Jerusalén creían que de Galilea no salían profetas (Jn. 7:41, 52; cf. 1:46). Cuando Jesús va a Jerusalén, lo hace para morir, y una vez resucitado, fija la cita con los suyos en Galilea, que es donde todo ha empezado. Para poder presentar la actividad mesiánica de Jesús en Galilea en línea de cumplimiento de la predicción profética, Mateo fundió en uno los textos griego y hebreo de Is. 8:22 y 9:1–2, para formar la siguiente cita bíblica: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que moraba en tinieblas vio una gran luz. A los que moraban en región y sombra de muerte, la luz les amaneció» (Mt. 4:15–16). Con ello el evangelista salía al paso de la objeción judía sobre el origen galileo de Jesús. El Señor elige la despreciada y semipagana Galilea en lugar de Jerusalén para cumplir lo anunciado por el profeta Isaías en el verso 9:1 de su libro.
Marcos, seguido de Mateo, presenta Galilea como el lugar de encuentro del Jesús Resucitado con los suyos: «Id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis, como os dijo» (Mc. 16:7; Mt. 28:7, 10). Mateo añade el detalle de un monte de Galilea, «donde Jesús les había mandado» (Mt. 28:16). ¿Estaba pensando en el monte de las bienaventuranzas (cf. Mt. 5:1; 15:29)? La dificultad, desde un punto de vista histórico, es que el resto del NT no refiere ningún encuentro del Jesús Resucitado con sus discípulos en Galilea; solo habla de Jerusalén, incluso el mismo Marcos. Esta circunstancia llevó a que algunos estudiosos entendieran por la Galilea de estos pasajes, no la terrestre, sino la simbólica, según el contraste establecido en los primeros Evangelios entre Jerusalén y Galilea. Jerusalén es la ciudad del rechazo de su Mesías, Galilea la de la aceptación que da curso al nuevo pueblo de Dios. Hay que salir de Jerusalén y situarse allí donde Jesús había comenzado (cf Mt. 4:12). Galilea, en este sentido, es el lugar del primer encuentro con Jesús y de los primeros días felices. Agustín interpretó Galilea como revelatio, es decir, «revelación», y equipara la Galilea de la Resurrección con la vida futura en el otro mundo (Agustín, De consensu Evang. 3, 86).
IV. GALILEA EN LA ACTUALIDAD
Actualmente constituye la zona norte del Estado de Israel. Tiene un área aproximada de 4000 kilómetros cuadrados, rica en llanuras fértiles y áridas montañas. El clima es lluvioso y húmedo, registrándose una pluviosidad de hasta 800 mm. Las principales actividades económicas son la agricultura y la pesca en el mar de Galilea. Es una encrucijada de caminos entre las planicies mediterráneas y los desiertos al este del río Jordán.
BIBLIOGRAFÍA: G. Barbaglio, Jesús, hebreo de Galilea (EST 2003); Joaquín González Echegaray, Jesús en Galilea (EVB 1999); Éloi Leclerc, Id a Galilea. Al encuentro del Cristo pascual (ST 2006); John P. Meier, Jesús, un judío marginal, vol. I (EVD 1999); Jacques Schlosser, Jesús, el profeta de Galilea (Sígueme 2005); Senén Vidal, Jesús el Galileo (ST 2006); Anton Vögtle, Pascua y el hombe nuevo (ST 1983).
A. Ropero, «GALILEA», ed. Alfonso Ropero Berzosa, Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2013), 969–971.
Excelente explicación!