Lectura: Números 16:41-50

¿Qué pensarías si leyeses en el periódico de hoy que los militares ejecutaron a 15.000 personas? Supón que las víctimas no eran criminales, agitadores, ni radicales políticos, sino ciudadanos ordinarios que protestaban por la manera en que se gobernaba el país.

Una posibilidad como esa parece inconcebible. No obstante en Números 16 leemos que Dios respondió así a la antigua Israel. Les quitó la vida a 15.000 de las personas que habían salido libremente de Egipto y que ahora se estaban quejando por la forma en la cual Dios les estaba cuidando.

No había pasado mucho tiempo desde que Dios los sacara de Egipto con una liberación llena de milagros cuando comenzaron a lamentarse. Se quejaban de los problemas que encontraron en el camino a la Tierra Prometida. Murmuraron contra sus líderes, contra Dios por el alimento que les daba, y por el riesgo que implicaba mudarse a tierra de Canaán.   El pueblo anhelaba los “viejos tiempos”, y su incredulidad provocó la justa indignación de Dios.

Las personas como estás no han desaparecido completamente. Los israelitas no fueron los últimos en quejarse en lugar avanzar en la fe. ¿Cuántos de nosotros no refunfuñamos cuando Dios no nos da lo que deseamos? Una persona sabía no se quejaría abiertamente de Dios.

  1. La fe florece en el jardín de la gratitud.
  2. Todos deberíamos estar agradecidos para siempre con Dios, pues ninguno merecía su perdón y su amor tan grande, Él se entregó por nosotros completamente en la cruz por ti y por mí. ¿Por nos quejamos tan a menudo, cuando lo que debemos hacer es decir gracias Señor?

NPD/MRD