Lectura: Lucas 11:1-13

 

Era una costumbre en muchos rabinos, escribir oraciones para que sus discípulos las repitieran, y por supuesto los discípulos de Jesús habían visto la facilidad y familiaridad con la que Jesús oraba.   Entonces era entendible la consulta de sus discípulos: “enséñanos a orar”.

 

El Señor ya les había dicho en el sermón del monte (Mateo 6:5-13) que la oración efectiva no se basaba en repeticiones o falsa elocuencia, sino que era algo más íntimo entre Dios y cada persona, hemos de honrar Su nombre, deseando Su voluntad para nuestras vidas, reconociendo que Él es nuestro proveedor, pidiendo perdón, y buscando en Él la fortaleza espiritual para enfrentar las tentaciones.

 

Luego nuestro Señor les narra una historia sobre la necesidad de ser constantes y tenaces en la oración, esto también es aplicable a la vida diaria, no conseguimos las metas que nos proponemos a menos que exista un esfuerzo de nuestra parte, el labrador primero tiene que sembrar, para ver la cosecha.   Al final nuestro Señor les da palabras de ánimo al decirles que los padres terrenales, no le darán malas cosas a sus hijos, nuestro Padre Eterno nos dará lo justo y necesario.

 

  1. Esta oración es tan sólo un modelo, te invitamos a orar con Dios, de una forma tan familiar como Jesús lo hacía.

 

  1. ¡Seamos constantes en la oración, tal como lo fue nuestro Señor!

 

MD/HG

 

Jesús: Enseña a hablar con Dios.   “Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. Lucas 11:10.

 

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic