Lectura: Mateo 7:21-29

En septiembre de 2018, el aeropuerto internacional de Kansai, situado en una isla artificial en medio de la bahía de Osaka, cerca de la costa de la isla japonesa de Honshu, quedó inundado por completo tras el paso del fortísimo tifón Jebi, razón por la cual tuvieron que suspender todos los vuelos.

Este aeropuerto ha tenido problemas desde su inauguración; por años se han utilizado aditamentos hidráulicos para fortalecer las estructuras y así evitar las inclinaciones que constantemente se producen; sin embargo, aunque las proyecciones de hundimiento se debían alcanzar en 50 años, fueron sobrepasadas en los primeros años.  Los ingenieros a cargo de la obra insisten en que no hay razón para alarmarse, no obstante, los residentes no son tan optimistas.

La mayoría de nosotros nunca diseñará, ni construirá un aeropuerto, pero todos estamos en el proceso de construcción de nuestras vidas.  Durante este proceso, no hay una decisión más importante y crucial, que escoger muy bien el fundamento sobre el cual vamos a edificar.

Jesús mismo utilizó la metáfora de construir sobre la arena, para describir a una persona que escucha Sus palabras, pero no las pone en práctica: “Cayó la lluvia, vinieron torrentes y soplaron vientos, y azotaron contra aquella casa. Y se derrumbó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:27); por esta razón no es suficiente tan sólo escuchar, es necesario actuar.

Nuestro Señor comparó a las personas que escuchan y obedecen sus enseñanzas, con un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca (v.24), la cual ni aun la tormenta más fuerte puede derribar.

  1. Entonces, ¿sobre cuál fundamento prefieres construir tu vida, sobre la roca sólida o la arena movediza?
  2. Con la Palabra de Dios como fundamento, puedes edificar tu vida sobre Dios.

HG/MD

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña” (Mateo 7:24).