Lectura: Salmos 63:1-11

Cuando nos encontramos en medio de problemas, se nos hace muy difícil alabar a Dios, pues nuestra respuesta natural es quejarnos.  Pero el exaltar a Dios, cuando estamos en medio de problemas es un aspecto importante para hacer crecer nuestra fe.

El salmista David, entendía esta verdad de una forma muy vívida, pues la experimentó muchas veces en su vida.  Cuando escribió el Salmo 63, se encontraba en el desierto huyendo de los enemigos que querían matarlo.  El predicador británico Charles Spurgeon se inspiró en este salmo para escribir el canto: “Himno del desierto”, sus bellas palabras describen las emociones de las personas que se encuentran pasando por circunstancias difíciles.

En el Salmo 63, David usa los ocho primeros versos para expresar su anhelo y confianza en Dios, y lo expresa utilizando al menos 16 declaraciones que nos hablan del amor y la fe, por ejemplo: “¡Oh Dios, tú eres mi Dios!…” (v.1); “Porque mejor es tu misericordia” (v.2); “Porque tú eres mi socorro, bajo la sombra de tus alas cantaré de gozo” (v.7); “Mi vida está apegada a ti; tu mano derecha me sostiene” (v.8).  El salmo cierra con una fe plena en que Dios al final triunfará, al igual que los que confían en Él, pues recordemos que si estamos en Cristo, la vida presente es tan sólo el inicio de nuestro andar con Dios.  “Por lo demás, hermanos, les rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que conforme aprendieron de nosotros acerca de cómo les conviene andar y agradar a Dios, tal como están andando, así sigan progresando cada vez más” (1 Tes.4:1).

  1. No cometas el error de esperar a salir del problema en el que estás, para empezar a alabar a Dios; permite que tu agradecimiento de lo que Dios ya te ha dado, supere a las circunstancias que estás experimentando en el presente.

 

  1. Al igual que David, has que tu alabanza se levante en medio del dolor, pues esto demuestra la fe madura que tienes; así como la fe mostrada por Moisés ante las difíciles circunstancias que su pueblo pasaba: “Por la fe abandonó Egipto sin temer la ira del rey porque se mantuvo como quien ve al Invisible.” (Heb.11:27).

HG/MD

“Mi vida está apegada a ti; tu mano derecha me sostiene” (Salmos 63:8)