Lectura: Números 22:21-35

Se cuenta la historia de un evangelista que viajaba de villa en villa sobre la espalda de un burrito, llevando el mensaje de salvación a quien quisiera oírlo.  Un día que se dirigía de regreso a su casa, estaba tan cansado que se quedó dormido; un par de horas después, despertó súbitamente debido al movimiento provocado por transitar en un sendero rocoso, y que estaba fuera del camino original. Al inicio el hombre se quiso enojar con su burrito, pero pronto se tranquilizó al ver que en realidad el animal tan sólo se había desviado, y lo había conducido por otro camino poco transitado y casi olvidado, que igualmente lo había llevado a su casa.

Al día siguiente fue a la iglesia local, donde sus amigos se habían reunido a orar para que Dios lo cuidara, debido a que habían recibido informes de que un ranchero que lo odiaba, había enviado hombres a atacarlo en un recodo del camino que acostumbraba usar al regresar a su pueblo.  Dieron gracias a Dios que se quedó dormido y que el burrito siguió un camino alterno por las montañas.

Como leímos, hace muchos años Dios también decidió usar a otro burro.  Este milagrosamente habló y salvó la vida de Balaam, un profeta desobediente y codicioso (Núm.22:21-35).  Dios llamó su atención y Balaam llevó el mensaje de Dios a Moab.

Dios cuida de nosotros, y lleva a cabo su plan perfecto en nuestras vidas, usando en ocasiones, circunstancias que nos parecen difíciles y dolorosas.  Él usará situaciones, animales e inclusive personas rebeldes, para hacerte ir por el camino que desea.

  1. ¿Puedes recordar alguna de las maneras en las que Dios te ha llamado la atención o que ha cuidado de ti, por medio de circunstancias que consideras inusuales o dolorosas?

 

  1. Gracias a que Dios está con nosotros, no tenemos por qué temer. Él nos guarda, a pesar que caminemos por las sendas poco transitadas de la vida.

HG/MD

“¿Qué, pues, diremos frente a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).