Lectura: Santiago 1:19-27

Un joven ministro recién iniciaba su trabajo en una iglesia predicaba el mismo mensaje domingo a domingo, las personas al inicio lo tomaron como algo particular y hasta simpático, pero cuando vieron que continuaba la conducta empezaron a quejarse.  Así que el siguiente domingo antes de iniciar con la enseñanza les dijo a todos: “Predicaré un mensaje nuevo cuando ustedes pongan este en práctica”.

Las palabras de este joven ministro nos deben hacer recordar lo dicho por el escritor de Santiago: “Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos” (Santiago 1:22), este es un principio que no debemos descuidar como discípulos de Jesús, necesitamos practicar lo que aprendemos.

Constantemente requerimos hacernos un autoexamen de nuestro andar de fe, no basta una mera participación en los ministerios de la iglesia, o con dar nuestras ofrendas y tampoco es suficiente no haberle hecho algún mal a nadie.

La pregunta es: ¿por qué actuamos de esa forma? Si lo hacemos para ganar el reconocimiento de otros, por remordimiento o por orgullo, nos estamos engañando.  Hacemos las cosas correctas y que agradan a Dios, porque hemos entendido que por gracia hemos sido salvos y que no existe una forma de devolver ese regalo, pero aun así, por amor y agradecimiento, servimos a Dios y a nuestros semejantes, sólo así hacemos correcto ante los ojos de Dios (Efesios 2:8-10; Santiago 1:27).

Algunos creyentes son tan sólo meros ciudadanos inofensivos en el mundo, ya que son solamente oidores, por otra parte, existen otros que realmente son oidores y hacedores de Su Palabra. ¿De cuál tipo de persona quieres ser?

  1. La Palabra de Dios no tendrá un impacto en nuestra vida, hasta que la pongamos en práctica.
  2. Esta semana pon en práctica lo has aprendido hoy.

HG/MD

“Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos” (Santiago 1:22).