Lectura: Génesis 3:17-24

Todos hemos estado tan cerca de una tentación que hemos perdido nuestra perspectiva. Puedes haber estado involucrado en algo tan pequeño como un rumor del cual sabíamos no debíamos esparcir con nuestros comentarios a otras personas, mas sin embargo el impulso y el  “morbo” del chisme, bloqueó nuestro sentido del amor por nuestros semejantes y nuestro buen juicio.
Adán y Eva se enfrentaron a un problema similar hace mucho tiempo. Llegaron a estar tan preocupados y atraídos por UNA sola especie de su jardín paradisíaco, que no pudieron ver el jardín completo o el bosque lleno de una multiplicidad de árboles y frutos que si podían disfrutar.

Y basta con mirar lo que esta tentación les y nos costó.  El Jardín del Edén había sido creado especialmente para ellos. En el no existía el mal, no había problemas, ni enfermedades, ni muerte.  Ellos disfrutaban de la compañía del Creador. Sin embargo, se dieron por vencidos, renunciando a todo lo que tenían, cuando lo único que tenían que hacer era NO comer del fruto de aquel árbol prohibido.

Su error aún nos azota. ¿Cuántas veces nos perdemos el bosque de la bondad de Dios, por la búsqueda del fruto de un sólo árbol llamado tentación?  En ese momento puede que la tentación parezca abrumadora, la idea tan irresistible, y nuestra lógica retorcida quiera justificar el pecado, sin embargo este no es camino que debemos escoger.

Piensa en todo lo que Adán y Eva dejaron atrás en el Jardín.  Ahora llena tu mente con las verdades de la Palabra de Dios y confía en la guía y la fuerza del Espíritu Santo momento a momento. Entonces experimentarás la alegría de la bendición de Dios, en lugar del placer temporal.

1. Algunos consejos para evitar la tentación:

–          Busca a Dios con todo tu corazón (Sal. 119:9-16).

–          Pon en práctica Su sabiduría (Prov. 8:1-11).

–          Resistan al diablo; acercarte a Dios (Sant. 4:7-8).

NPD/MDH