Lectura: Génesis 20:1-13

En estos últimos años nuevamente se han vuelto muy populares las historias de super héroes, aunque todos y cada uno de ellos, además de tener superpoderes o habilidades, tienen una debilidad que los hace vulnerables.

Esto por supuesto ayuda a los escritores y guionistas a elaborar una buena historia y en algunas ocasiones a enseñarnos alguna moraleja.  Pues algo muy similar sucede con los héroes de la fe que encontramos en el capítulo 11 de Hebreos, tomemos como ejemplo a Abraham cuya debilidad era el miedo.

En al menos dos ocasiones se nos comparte en la Biblia, que Abraham fracasó ante el temor de que un gobernante lo matara y le robara a su esposa (Génesis 12:11-20; 20:2-13).  Engañó tanto al Faraón como al rey Abimelec, diciéndoles que su esposa era su hermana, lo que de hecho les daba permiso a estos dos hombres para llevarse a Sara a su harén (12:17-19; 20:2). Al permitir que el miedo controlara sus acciones, ponía en riesgo el plan de Dios de hacerlo padre de una gran nación a través de él y su esposa (12:1-3).

Sin embargo, detengámonos un momento, antes de empezar a juzgar a Abraham, debemos hacernos algunas preguntas: ¿Estando en una situación complicada en la casa, y por temor a perder el trabajo, cederíamos a hacer algo ilegal?  ¿Por temor a que se rían de nosotros, nos quedaríamos entre personas que pasan chismeando o contando chistes pasados de tono? ¿Por temor al qué dirán, no compartiríamos nuestro testimonio con alguien que lo está necesitando?  Tener miedo es algo natural e incluso esperable en situaciones que nos llevan al límite, pero es ahí donde debemos recordar en quién hemos puesto nuestra fe y esperanza, en el Dios Todopoderoso, Él nos dará su paz para poder continuar nuestro camino.

  1. Si tu miedo pone en riesgo los planes de Dios para tu vida, recuerda que el Señor nunca te pedirá que hagas nada que Él no pueda completar, aunque eso exija una intervención milagrosa de su parte.
  2. Sólo algo puede vencer el miedo: la fe firme en la presencia, la protección, el poder y las promesas de Dios.

HG/MD

“La paz les dejo, mi paz les doy. No como el mundo la da yo se la doy a ustedes. No se turbe su corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).