Lectura: 1 Pedro 5:6-10
Se cuenta la historia de un joven que observó una competencia de atletismo donde practicaban el lanzamiento de disco, y luego de ello buscó información sobre esta práctica de atletismo ya que le fascinó. Finalmente encontró un libro que describía disciplinas olímpicas de forma general, en el que hablaba de la práctica deportiva pero no brindaba muchos detalles.
Como pudo fabricó un disco muy rudimentario de madera con un cintillo de metal, que de hecho pesaba muchísimo más que el disco oficial para ese deporte. Empezó a entrenar en un campo de futbol cercano de acuerdo con lo observado aquel día, y empezó a marcar las distancias a las que conseguía llegar; poco a poco logró lanzar el disco más lejos, e incluso se propuso igualar la distancia que lograba alcanzar el atleta.
El joven siguió buscando información hasta que encontró un lugar donde se practicaban deportes olímpicos, así que ilusionado fue y le pidió a uno de los entrenadores la oportunidad de hacer una prueba para el equipo. Más por lástima que por la esperanza de encontrar un nuevo atleta, aquel hombre le permitió hacer una prueba.
Llegó el momento, el muchacho sacó su viejo disco, pero cuando el entrenador lo vio le preguntó lo detuvo y le preguntó sobre aquello que traía. El muchacho le explicó que ese disco era de su creación y que con él había practicado durante muchos meses; cuando el entrenador lo tomó en sus manos, se sorprendió por el peso excesivo que tenía el disco y le dijo: “Muchacho, ese disco es demasiado pesado, toma este disco que es el oficial y has la prueba”. El muchacho tomó el disco y lo lanzó de forma increíble sobre aquel campo, por lo que de inmediato fue incluido en el equipo y durante años llegó a ser campeón invicto en la disciplina.
De forma similar cuando a los creyentes se nos dan cargas pesadas para llevar, necesitamos aprender a llevarla con la fortaleza del Señor. Cualquiera que sea la carga o el sufrimiento, Dios lo usará para “perfeccionarnos”, fortalecernos y edificarnos, tal como lo dice 1 Pedro 5:10.
- Las pruebas de la vida nos ayudan a ser pacientes, amables, valientes y más dependientes de Dios, de lo que hubiéramos sido sin ellas.
- Aprende a ser agradecido por las pruebas, te harán una persona mejor y más fuerte.
HG/MD
“Y cuando hayan padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien los ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo los restaurará, los afirmará, los fortalecerá y los establecerá” (1 Pedro 5:10)
