Lectura: Hebreos 11:1-10

Siempre resultará difícil entender la providencia de Dios, pues Él obra en y a través de los eventos de la vida y la naturaleza, por lo que resulta complicado comprobar con certeza absoluta que algunas de las respuestas a nuestras oraciones, provengan de Dios.

El renombrado escritor inglés C.S. Lewis (1898-1963), escribió las siguientes palabras sobre las respuestas a las oraciones: “Sólo la fe certifica la conexión. Ninguna prueba empírica podría establecerla”.  

Entonces podemos decir que el creyente cree que una oración ha sido contestada, tan sólo porque tiene fe, y no porque pueda aplicar algún tipo de criterio científico para demostrarlo.

Esto se repite en la mayoría de las formas en las cuales nos encontramos con Dios: Biblia, la iglesia, la naturaleza, otras personas, entre otros.  Y es ahí donde la fe nos permite eliminar esa distancia que existe entre este mundo y el reino celestial.

Aunque en una oración le pidamos a Dios que intervenga directamente, no debería sorprendernos si la respuesta se nos presenta de una forma más sutil, y muy vinculada a acciones indirectas que finalmente nos dan la respuesta.  Por ejemplo, la oración de una persona que tenga problemas con las drogas, posiblemente será muy directa: “Señor, ayúdame a no drogarme hoy”.  Pero la respuesta a esta oración por medio de la intervención de Dios, se genera en el interior de la persona, con una decisión firme de abandonar este vicio, o expresada a través de un amigo que lo lleve a un lugar para atención de personas con adicciones, más que por un milagro inmediato, como que las drogas desaparezcan “mágicamente” del lugar donde las guarda.

No estamos diciendo que Dios no pueda actuar sobrenaturalmente por medio de un milagro que rompa las leyes naturales, lo que estamos diciendo es que debemos estar más atentos a la voz de Dios, por medio de actos o personas que no consideramos están ligados a nuestras peticiones de oración; mas sin embargo, obran tan poderosamente como una intervención directa de Dios; después de todo de eso se trata la fe: “Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve” (RVC).  Así que la oración y la fe tienen un vínculo inseparable.

  1. Ya sea que la respuesta de Dios se presente de manera sobrenatural o por otro medio; o que sea un “espera” o un “no” contundente, debemos entender que Dios es más sabio que nosotros y su voluntad es perfecta.
  2. Dios continúa respondiendo a las oraciones y tu también puedes ser parte de su respuesta para alguien, o bien, ser la forma en la cual Dios hará un llamado de atención a alguna persona para que vuelva a Él.   

HG/MD

“Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).