Lectura: Proverbios 3:1-8
Durante el año 1915, en medio de la Primera Guerra Mundial, el ministro Oswald Chambers (1874-1917) llegó a Egipto para servir como capellán de las tropas de la Mancomunidad de Naciones.
Fue asignado a un campamento en Zeitoun, a unos diez kilómetros al norte de El Cairo. La primera noche que pasó allí, escribió en su diario: “Esta zona es un absoluto desierto en el corazón mismo de los soldados y una oportunidad gloriosa para los hombres. Es totalmente diferente a todo lo que he estado acostumbrado, y aguardo con interés las cosas nuevas que Dios diseñará y hará”.
Chambers entendía y puso en práctica las palabras de Proverbios 3:5-6: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas”.
Estas poderosas palabras son al mismo tiempo un consuelo y un desafío, debido a que ciertamente sabemos que el Señor nos guiará todos los días y que nos brinda seguridad, pero si entendemos esto no debemos aferrarnos en demasía a nuestros planes como para oponernos al tiempo y los caminos de Dios.
Complementando Chambers también dijo lo siguiente: “No tenemos derecho a juzgar dónde somos colocados o a presuponer para qué está preparándonos el Señor. Dios orquesta todo. Dondequiera que nos ponga, nuestro principal objetivo es consagrarnos a Él de todo corazón en esa tarea en particular”.
- Gracias Señor porque sabemos que nos cuidas a cada paso del camino.
- Prepara nuestros corazones para que estemos dispuestos a cumplir de la mejor manera con la labor encomendada.
HG/MD
“Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5-6).
0 comentarios