Lectura: Salmos 18:25-36

El carnero cimarrón es un animal que vive en el Parque Nacional de las Montañas Rocosas en Colorado, tiene un comportamiento muy particular y a menudo les permite a los visitantes que se le acerquen desde abajo, con lo cual le pueden tomar fotos desde una distancia bastante cercana.  Sin embargo; si alguna persona trata de colocarse por encima de él, sale corriendo.

La ruta que siempre usa el carnero para escapar de sus depredadores, es ascendente.  Al nivel del suelo el carnero sería presa fácil de un lince o un puma, pero sobre las rocas estos animales son sorprendentes, pueden escapar rápidamente aun en colinas llenas de piedras sueltas.

Usando como ilustración a estos animales, podemos extraer un principio muy válido para nuestras vidas espirituales: sin importar las circunstancias, problemas o tentaciones, no permitas que esas situaciones se interpongan entre tú y Dios.  Como creyentes, nuestra ruta de escape siempre debe ser ascendente, buscando a Dios, nunca de forma descendente en dirección al pecado o a la autocompasión.

El salmista nos recuerda cómo mantener las dificultades por debajo de nosotros: “Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti” (Salmos 5:3).  El rey David sabía muy bien los efectos de esta verdad y cómo debía aplicarla; así lo describió en su oración a Dios en busca de ayuda y seguridad: “Hace que mis pies sean ágiles como los del venado, y me mantiene firme sobre mis alturas y esperaré” (Salmos 18:33).

  1. Tanto el ejemplo de los carneros como las palabras del salmista, nos enseñan a mantener el peligro espiritual por debajo de nosotros, utilizando un sendero ascendente, siempre con los ojos puestos en Dios (Colosenses 3:1-4).
  2. Si caminas con Dios, puedes estar seguro de tu andar en la fe (1 Juan 2:6).

HG/MD

“Hace que mis pies sean ágiles como los del venado, y me mantiene firme sobre mis alturas y esperaré” (Salmos 18:33).