Lectura: Salmos 37:34-40

¿Te has sentido deprimido? ¿Estas desanimado por algo que estás experimentando? ¿Tropezaste y caíste en un pecado que hacía mucho tiempo no te afectaba?

Existe una situación mucho peor que haber caído, y es permanecer en el suelo.  Para el no creyente es normal caerse y mantenerse en el suelo, algunas veces sintiéndose como víctima y otras complacido por sus errores. Sin embargo, entre los creyentes no debe ser así, aunque en ocasiones nos equivoquemos y caigamos en algún pecado, no está en nuestra nueva naturaleza en Cristo (2 Corintios 5:17) permanecer sumidos en nuestros errores, más bien nos sentiremos contentos hasta que seamos restaurados.

El apóstol Juan escribió las siguientes palabras con respecto a esta situación: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).  Pero Dios no desea que nos mantengamos ahí, Dios quiere darnos buenas noticias también: “Hijitos míos, estas cosas les escribo para que no pequen. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre, a Jesucristo el justo.  Él es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1-2).

Admitamos nuestros errores. Seamos valientes, aceptemos que nos equivocamos.  Dios sabía que teníamos un problema con el pecado y esto nos llevaría a muerte (Romanos 3:23); es por ello que tuvo que proveer el sacrificio perfecto: a Jesús, con tal de ofrecernos salvación (Romanos 6:23).

1. Cada día que empieza reconoce que por tus propias fuerzas no puedes vencer, que necesitas de la fortaleza y sabiduría de Dios para tomar decisiones que le den gloria a Él y la victoria diaria a ti.

2. Tener éxito implica que, a pesar de las circunstancias, debes levantarte y volver a caminar, pues sabes que lo importante al final de cuentas es tu fe y tu decisión de vivir según el carácter y prioridades de Jesús.

HG/MD

“Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).