Lectura: 1 Corintios 15:42-49

Hace años, escuché una historia acerca de un hombre que buscaba flores para plantarlas en la primavera. En el vivero se encontró con un crisantemo dorado que reventaba de flores. Para su sorpresa, estaba escondido en un rincón y creciendo en un viejo balde abollado y oxidado.

“Si esta planta fuera mía, -se dijo para sí el hombre- ¡la colocaría en una bella maceta y la exhibiría con orgullo! ¿Por qué está confinada a este viejo balde y escondida en este lugar oculto?”

Cuando el hombre le hizo esta observación a la dueña acerca de la planta, ella explicó: “Oh, planté la flor en ese viejo balde hasta que floreció. Pero sólo es por un corto tiempo. Pronto la trasplantaré a mi jardín”.

El hombre rió, y se imaginó semejante escena en el cielo. “He allí una bella flor -dirá Dios- el producto de Mi bondad y gracia. Ahora está confinada a un cuerpo quebrantado y a las tinieblas, pero pronto, en Mi jardín, ¡cuán alta y linda se erguirá esta alma!”

Así que puede que ahora estemos “plantados” en recipientes encorvados y maltrechos por un corto tiempo mientras nuestro Señor embellece nuestras almas. Pero, “y tal como hemos traído la imagen del [hombre] terrenal, traeremos también la imagen del [hombre] celestial” (1 Co. 15:49). Luego Él exhibirá Su trabajo artístico y nuestro encanto para que todos los vean. Esta es nuestra convicción y deleite.

  1. ¿Eres una de sus bellas obras sin terminación? ¿Quieres ser parte de la gran galería del Señor?  Tan sólo acepta el regalo de Salvación que Él desea darte.
  2. Por otra parte, por el simple hecho de que no seas una obra terminada no quiere decir que no debas cuidarte, da lo mejor de ti para tu Creador, el mundo está lleno de oportunidades para brillar, pero brilla reflejándolo a Él no a ti.

“Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios.  Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.  Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios.  Cuando Cristo —quien es la vida de ustedes sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria”. – Colosenses 3:1-4

NPD/DHR