Lectura: Habacuc 3:16-17

Recuerdo con gran aprecio a una persona en uno de mis trabajos, quien siempre al iniciar el día escribía en el chat de mensajería: “¡Que tengas un día maravilloso!”.

Por supuesto no todos los días son maravillosos, pero recibir este sencillo, pero poderoso mensaje día con día, me hacía reflexionar en que cada día es una oportunidad para tener un día maravilloso, y para agradecerle a Dios porque efectivamente Él es quien me permite vivirlo al lado de mi familia y compañeros de trabajo, a pesar de las circunstancias.

Habacuc vivió durante un momento complicado para su pueblo, y al ser un profeta, Dios le había mostrado que vendrían tiempos en los que tendrían problemas para conseguir su alimento y lo necesario para su subsistencia en general (Habacuc 3:17).

A pesar de todo ello, Habacuc dijo que se alegraría y se gozaría en el Señor (v.18), poniendo toda su esperanza en Dios, quien proveería la fuerza para hacerle frente a todas las dificultades por venir (v.19).

Muchas veces atravesaremos épocas de sufrimiento y de problemas, pero sin importar cuan desesperada sea la situación o lo que hayamos perdido, al igual que Habacuc debemos detenernos y poner nuestra mirada en Dios confiando en su amor hacia nosotros; aunque parezca que ya no nos queda nada más, podemos estar seguros de que Él nunca nos va a abandonar (Hebreos 13:5).

  1. Ayúdanos Señor a poner nuestra fe en ti, y sobre todo a encontrar el gozo que sólo proviene de una relación madura y creciente contigo.
  2. Gracias Señor por tu cuidado, ayúdanos a pasar un día maravilloso.

HG/MD

“Con todo, yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:18).