Lectura: Apocalipsis 16:1-7

Un grupo de adolescentes con problemas, pintó las paredes de su secundaria con palabras obscenas; no obstante, su travesura no salió impune.  Ya casi finalizando, una patrulla de policía los capturó infraganti.  La policía llamó a sus padres y las acciones de los jóvenes en la escuela fueron catalogadas como destrucción maliciosa de la propiedad pública.

El juez obligó a los padres a pagar por la pintura para reparar el daño realizado, y a los jóvenes los sentenció a un periodo de prueba en trabajos comunitarios, entre los que estaba volver a pintar la escuela para reparar el daño.

Es bueno cuando nuestras autoridades imponen castigos que corresponden muy bien con los delitos cometidos, tal y como sucedió en esta historia.

Nuestro Señor tiene muy claro el significado de la palabra justicia; de una manera similar a la aplicada por este juez, en nuestra lectura devocional leímos sobre Aman, quien fue colgado en la misma horca que había preparado para Mardoqueo (Ester 7:7-10).

Adicionalmente, el libro de Apocalipsis 16:6 nos dice que: “Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tú también les has dado a beber sangre, pues se lo merecen”. 

Estos ejemplos nos muestran, que Dios ha castigado y castigará a los culpables de una manera que corresponde a sus delitos.

  1. Nunca debemos olvidar que Dios posee más atributos aparte del amor, y entre ellos está la justicia; sus juicios son verdaderos y justos (Apocalipsis 16:7).
  2. El juicio de Dios puede que no sea inmediato, pero es inevitable.

HG/MD

“Y oí al altar decir: ¡Ciertamente, oh Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos!” (Apocalipsis 16:7).