Lectura: Hechos 20:7-12

Según una investigación de la Sociedad Española de Neurología difundida en enero 2022, existe un grave problema con la calidad del sueño de las personas, y aunque todavía no se dispone de cifras exactas, por lo que está ocurriendo en otros países, el estudio arroja datos preliminares que indican un aumento de más de un 35% en la prevalencia del insomnio clínico, mucho de ello provocado por la pandemia.

Ahora bien, los problemas del sueño no son nada nuevos.  Aparentemente a Jacob le resultaba difícil dormir. Él le dijo a su tío Labán: “…hasta el sueño huía de mis ojos. Así he pasado veinte años en tu casa…” (Génesis 31:40-41). Aunque posiblemente la falta de sueño era el menor de sus problemas, esto se debía al problema familiar que él mismo había provocado con las hijas de Labán, y que finalmente desembocó en la separación en buenos términos de los dos hombres (Isaías 31:54-55).

En el Nuevo Testamento también encontramos a otro hombre que tuvo problemas con el sueño, tan graves que eso lo mató, se trata de Eutico.  En nuestra lectura devocional leímos que luego de haber escuchado al apóstol Pablo por muchas horas, este hombre cayó de un tercer piso, más Dios utilizó a Pablo para resucitarlo.

No dormir bien o dormirse en el momento inadecuado, puede causarte muchos problemas, por ejemplo: dormirse al volante de un automóvil mientras conduces puede causar que lastimes a alguna persona.  También las consecuencias pueden ser espirituales, por ejemplo: los discípulos luego de comer con el Señor en la Pascua, se fueron a caminar con Él (Marcos 14:12-26,32).  Quizás pensaron que aquella sería otra caminata de tantas que tuvieron con el Señor, pero esa noche era diferente, fue un momento en el que Él quería que sus amigos estuvieran a su lado compartiendo su dolor y angustia, y les dijo: “…Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen” (Marcos 14:34), pero en lugar de ello se durmieron, causando una profunda tristeza en Jesús por su falta de resistencia (Marcos 14:37-38;40-41).

  1. Puede ser que muchas veces hayas sido negligente en tu andar cristiano, y el Señor te ha sorprendido durmiendo cuando tenías que estar trabajando en su obra, así que ¡despierta de una vez, el trabajo es mucho!
  2. Si tu problema es la ansiedad, deposita tus cargas en Jesús y continúa tu camino de fe.

HG/MD

“Echen sobre él toda su ansiedad porque él tiene cuidado de ustedes” (1 Pedro 5:7).