Lectura: Juan 3:1-21

Un amigo tuvo una avería de su automóvil mientras visitaba a uno de sus hijos quien vivía al otro lado de la ciudad junto a su familia.

Debido a eso habló con un conocido que tenía grúa, para que le ayudara a transportar el automóvil de allí hacia el taller de su mecánico de confianza.  Cuando le preguntó al hombre si le enviaba su posición de GPS (Sistema de Posicionamiento Global), el dueño de la grúa le contestó que no se preocupara, que él sabía exactamente dónde estaba ese lugar; este hombre a menudo presumía por tener un GPS interno, mejor que el de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes.

Pasaron los minutos que pronto se convirtieron en una hora y luego se acumularon para completar las dos horas, entonces como no llegaba, mi amigo lo llamó y le preguntó dónde estaba.  El mecánico muy apenado le tuvo que decir que desde hacía más de una hora estaba intentando llegar al lugar, pero sencillamente no lo encontraba, por lo que mi amigo rápidamente le envió la dirección de GPS y 10 minutos después estaba ahí.

Los creyentes tenemos el privilegio y la responsabilidad de comunicarles a las personas el camino exacto para que puedan llegar al cielo, mismo que solamente se puede transitar al tener una relación personal con Cristo (Juan 3:16; 1 Corintios 15:1-5).

Para ello es necesario compartirles el mensaje del evangelio y ayudarles a darse cuenta de que, si siguen su propio “GPS” religioso, como hacer buenas obras o esperar ser lo suficientemente bueno, no los llevará al cielo. Si bien debemos respetar las creencias de los demás, es preciso que con la guía del Espíritu Santo les testifiquemos también sobre las malas noticias del evangelio verdadero,  sobre el resultado de una vida perdida sin rumbo y sin Dios, que es la muerte y la sepultura; y por el contrario, las buenas nuevas del evangelio que implican aceptar que nos equivocamos, que no podemos salvarnos a nosotros mismos y que necesitamos aceptar el perdón que vino por medio de la muerte salvadora de nuestro Señor Jesús y su posterior resurrección.

  1. Jesús lo expresó de una manera muy sencilla al decir: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).
  2. No confíes en tu propio “GPS” terrenal, con el cual estás perdido, el único que te puede guiar a Jesús es el Espíritu Santo (Juan 16:8-13).

HG/MD

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).