Lectura: Efesios 3:14-21
Hace algún tiempo, un amigo me compartió una creativa manera de orar que él usaba de manera regular cuando estaba preocupado y necesitaba organizar sus ideas en oración, a continuación, se las comparto:
- Cuando estoy Espiritualmente confundido, pido en oración por Entendimiento.
- Cuando estoy Físicamente cansado, pido en oración por Descanso.
- Cuando estoy Emocionalmente débil, pido en oración por Fortaleza.
- Cuando estoy Mentalmente preocupado, pido en oración por Paz.
En la Biblia encontramos el cuidado de Dios en cada una de estas áreas:
- Espiritual. El Señor Jesús oró por sus discípulos de la siguiente manera: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Cuando encuentras la verdad, ella te colma de entendimiento y desvanece la confusión.
- Física. Pedro estaba en medio de una necesidad física, necesitaba ser liberado de la prisión. Ahí fue cuando sus amigos oraron por él y salió libre (Hechos 12:1-11). Puedes encontrar seguridad y descanso en Dios aun en la peor de las circunstancias (Salmos 16:9).
- Emocional. En el libro de los Salmos se encuentran muchas oraciones a Dios, mediante las cuales solicitaban alivio para la angustia que estaban sufriendo (Salmos 4:1; 18:6; 107:6-7). Cuando depositas tu confianza en Dios, él te brinda esperanza y fortaleza.
- Mental. En numerosas ocasiones las circunstancias de la vida te pueden llevar a momentos límites mentalmente; cuando eso sucede siempre puedes acudir a la oración, a la lectura y al estudio de Su Palabra, si haces esto te aseguro que cuando menos lo pienses, empezarás a sentir como la paz de Dios inunda tu mente, brindándote una nueva visión de las circunstancias, y formas creativas para salir adelante siguiendo Su voluntad y dándole honra con tus decisiones (Proverbios 2:3-6; Santiago 1:5-7).
- Necesitas ordenar tus ideas y pedirle a Dios lo que exactamente necesitas, entonces pide a Dios su ayuda espiritual, física, emocional y mental.
- Convierte tus preocupaciones en oraciones.
HG/MD
“Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre…a fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, les conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior.” (Efesios 3:14,16).