Lectura: Juan 5:1-9

¿El mar es salado? ¿El cielo es azul? ¿El sol nos calienta? ¿Si mezclamos dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno, obtendremos una molécula de agua?  Quizás esta última pregunta sea un poco más difícil, pero la respuesta es un gran “Sí” para cada una de esas preguntas, y si las miramos un poco más detenidamente, están salpicadas de sarcasmo.

Talvez para nuestros oídos modernos sobre estimulados por mucha información, la pregunta que le hace Jesús al paralítico y que a continuación examinaremos, puede resultar un tanto sarcástica: “¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6).  La respuesta podría parecernos más que obvia.  “¿Es una broma? ¡Hace 35 años que estoy esperando salir de esta condición!”.

Pero, no nos equivoquemos, no hay nada de sarcasmo.  La forma en la cual Jesús se dirige a este hombre, más que burlona está llena de compasión y amor.

Por supuesto, nuestro Señor sabía el anhelo de este hombre de ser sanado y sabía que hacía mucho tiempo nadie se había ofrecido a ayudarle (v.7), así que antes de sanarlo, Él quería restaurar la esperanza que aquel hombre había perdido hacía muchos años.  Así que para terminar le dijo: “Levántate, toma tu cama y anda” (v.8).  Lo anima y le da una orden para que deje atrás el pasado, y se levante para vivir una nueva ilusión de un futuro mejor.

Muchas veces somos como ese paralítico, la autocompasión, la desesperanza y la depresión, se apoderan de nuestras vidas, y nos cuesta comprender que el mismo Jesús quien sanó a aquel hombre, hoy nos está haciendo la misma pregunta: “¿Quieres ser sano?”  La respuesta es obvia, entonces confía en Jesús, créele y luego: “Levántate, toma tus habilidades y dones, y anda”

  1. Confía en Jesús, si te has caído levántate y continúa tu camino de fe.
  2. La esperanza verdadera sólo se encuentra en Dios.

HG/MD

“Jesús le dijo: Levántate, toma tu cama y anda” (Juan 5:8).